Las olas de calor son lo peor del verano con diferencia. Los termómetros de casi toda España alcanzan y superan los 40 grados, la gran mayoría de comunidades autónomas se declaran en alerta y recomiendan a los ciudadanos tener precaución. Pero además de a las personas, no podemos olvidar que el sol y el calor afecta también a los coches.
La radiación solar afecta mucho a nuestro coche, con serias consecuencias, no sólo por las elevadas temperaturas sino también debido al efecto nocivo de los rayos ultravioleta. Ellos son el principal factor de envejecimiento cuando exponemos nuestro vehículo al sol prolongadamente.
Los faros pierden propiedades al sol
Los faros, fabricados en materiales plásticos, tienen todas las papeletas para sufrir de lo lindo por estar expuestos al sol. En estos casos, las tulipas de los faros delanteros pierden su brillo y, lo más importante, tienden a volverse opacas, lo que impide que la luz de nuestras bombillas ilumine correctamente la carretera.
Pero es que, además, los pilotos pierden color y pasan de rojo y naranja a un tono blanco que no tiene muy buena pinta… El problema en este caso es que no se nos verá adecuadamente y la seguridad se verá bastante mermada.
