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Tu coche sin etiqueta podría tenerla: así sabrás si la DGT se ha equivocado

La etiqueta medioambiental es el distintivo que emplea la Dirección General de Tráfico (DGT) para clasificar a los vehículos en función de sus emisiones. Hay cuatro tipos de pegatinas y son fácilmente reconocibles porque cada una de ellas tiene un color que la identifica: B (amarillo), C (verde), Eco (verde y azul) y Cero (azul). Se trata de una clasificación que nos acompaña desde 2016 y que deja sin etiqueta a los vehículos más contaminantes, pero es a partir de este año que cobra mayor relevancia por la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las localidades de más de 50.000 habitantes. Los coches sin etiqueta tienen vetado el acceso.

Aunque, supuestamente, en España debería haber un total de 149 ciudades que desde el 1 de enero de 2023 deberían contar con una ZBE, según establece la Ley de Cambio Climático, se cuentan con los dedos de una mano los municipios que, realmente, la tienen implementada. Dos mundos a parte son Barcelona y Madrid, dos de estas pocas ciudades que desde hace tiempo tienen activadas ZBE y la capital española es la única ciudad donde en la actualidad es obligatorio que los vehículos lleven el distintivo. En el resto de España se considera opcional… eso sí, las autoridades de Tráfico recomiendan llevarlo.

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Ojo a la normativa de emisiones

Si has llegado hasta aquí has hecho bien porque todo cambia en este punto. La Resolución 3828 de 13 de abril de 2016 publicada en el Boletín Oficial del Estado indica que la clasificación ambiental de los vehículos se rige en función de la normativa de emisiones (la norma Euro), por lo que no debe tenerse en cuenta, en ningún caso, la fecha de matriculación. Esta clasificación es más acorde con la realidad, ya que realmente los plazos entre la fecha de homologación de la mecánica del coche y el tiempo que pasa hasta la matriculación son impredecibles.