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Probamos el DS 3 Crossback

El segmento B-SUV, donde mandan modelos como el Peugeot 2008, el Renault Captur, el Seat Arona o el Hyundai Kona, sigue recibiendo nuevos integrantes para responder al crecimiento imparable de la demanda. Y ahí es donde ahora entra en juego el DS 3 Crossback, aunque la firma más joven y exclusiva del grupo francés PSA pone su objetivo mucho más arriba, pues el enfoque Premium de sus productos hace que su nuevo SUV compacto de filosofía urbana luche en la parte alta y cara del segmento, frente a modelos como el Audi Q2 o el Mini Countryman.

El DS3 Crossback, curiosamente, es aún más compacto que sus directos competidores, pues mide 4,12 metros de largo, 1,79 de anchura y 1,53 de altura. Destaca por una imagen muy personal, que en la vista de perfil recuerda al DS 3 (que seguirá a la venta, por cierto, dando pie a nuevas ediciones especiales) y que goza de una evidente estética todocamino a la que contribuyen sus amplios pasos de rueda enmarcados por protectores negros o la generosa altura libre al suelo. El maletero tiene un volumen correcto, pues sus 350 litros dan cabida sin problemas a las tres maletas y tres maletines que acoplamos en su interior nada más llegar a Niza, donde se ha desarrollado esta primera toma de contacto. Otra cosa distinta son las plazas posteriores, pues es ahí donde más se nota lo recortado de las dimensiones. Dos o tres chavales viajarán bien, pero cuando se trata de adultos ya no hay tanto confort, y con un conductor de 1,75 al volante medimos una distancia entre respaldos de sólo 64 centímetros en la segunda fila. Como la anchura al nivel de las caderas tampoco es récord (125,5 centímetros), creemos que este es el apartado donde más flojea el DS 3 Crossback.

Acabados de alta calidad y materiales de primera

Pero los argumentos a favor son numerosos, y entre ellos figura un interior donde prima la alta calidad y los materiales de primera. Y no es que se ponga a la altura de sus rivales en Audi o Mini en ese capítulo, sino que les supera claramente porque hay acabados mullidos por todas partes, gran cantidad de detalles cromados o metalizados, y reina una atmósfera refinada, distinguida y artesanal, impropia hasta ahora de un vehículo de este tamaño. Además, esa impresión de lujo se acrecienta en función del nivel de equipamiento elegido: Montmartre, Bastille, Performance Line, Rivoli, Opera y La Premiere. El primer aviso de que estamos ante un vehículo diferente llega cuando nos acercamos al vehículo y éste despliega sus cuatro manillas laterales, que normalmente van enrasadas, para que abramos cómodamente las puertas. Después volverán a enrasarse en la carrocería en cuanto iniciemos la marcha.

Y cuando accedemos al habitáculo, no sólo hay refinamiento sino que el puesto de conducción nos recibe con un asiento cómodo donde rápidamente logramos la mejor postura al volante. Hay buena visibilidad en todas direcciones y las plazas delanteras sí gozan de bastante amplitud, tanto a lo ancho como a lo alto. La instrumentación es digital y configurable, pero el cuadro resulta algo pequeño y los relojes también lo son, de modo que la visibilidad de los datos no es especialmente buena. Más a la derecha va una gran pantalla central panorámica y táctil de 10,3 pulgadas que agrupa las principales funciones, aunque un poco más abajo existe una botonera de grandes mandos para el acceso directo a los sistemas más utilizados. Y sobre la consola central, junto al selector del cambio, hay más botones, como los elevalunas o el desbloqueo de puertas, que pese a estar tan a mano resultan a veces difíciles de localizar por su ubicación hundida y su diseño cromado. Cuestión de gustos, probablemente, pero en DS parecen seguir dando prioridad al diseño puro sobre la ergonomía y la racionalidad.

155 caballos para el tope de la gama

Para iniciar nuestra toma de contacto por carreteras francesas elegimos la versión más potente de gasolina, que estrena una variante inédita del tricilíndrico PureTech de 1,2 litros, esta vez con 155 CV de potencia y que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos o alcanzar los 208 km/h de velocidad, con un gasto medio a partir de 5,4 l/100 km. Asociada al cambio automático EAT8, suave y bastante rápido, esta nueva mecánica muestra brío desde el primer momento y permite mantener ritmos de marcha bastante vivos, e incluso practicar una conducción realmente dinámica en las carreteras que trepan a los Alpes Marítimos. Como el peso del DS3 Crossback es muy contenido (1.205 kilos en vacio), las reacciones del DS 3 PureTech 155 automático son ágiles, e incluso el sonido que llega al habitáculo tiene un cierto toque deportivo, alejado del sonido a tres cilindros que podría esperarse.

Además, el resto del conjunto responde a los requerimientos de un motor con tanto genio, pues la nueva plataforma (la misma que también adopta el recién presentado Peugeot 208) exhibe rigidez y apareja un gran compromiso entre comodidad y eficacia. El DS 3 Crossback es cómodo, y se traga bastante bien las ondulaciones de las carreteras de montaña, pero al mismo tiempo contiene las oscilaciones de la carrocería (no gira plano como una tabla, pero tampoco oscilando en los apoyos fuertes) y anima a mantener ritmos de viaje rápidos. La dirección tiene algo menos de tres vueltas de volante y los frenos cumplen con su cometido sin tacha.

Después nos subimos en la versión PureTech 130, también asociado a la caja EAT8, y el rendimiento satisface también. No es tan impetuoso (acelera de 0 a 100 km7h en 9,2 segundos y alcanza 196 km/h) pero anuncia un consumo ligeramente inferior (desde 4,9 l/100 km) y anda de forma más que suficiente en carretera. Porque el DS 3 Crossback nace como crossover urbano pero tiene aptitudes sobradas para adaptarse a otros usos: carretera, autopista… E incluso caminos sin asfaltar o pistas forestales. Aunque para estas últimas tareas será mejor que equipe los 215/65 R16 o los 215/60 R17, por su perfil de goma extra y su mayor capacidad filtrante, que los 215/55 R18 con que venían equipadas las unidades probadas, cuya respuesta a los baches era un tanto seca.

E-Tense, un eléctrico como guinda de la gama

Al margen de las dos versiones conducidas, la gama incluirá un tercer PureTech 1.2, con 100 caballos, así como dos mecánicas diésel BlueHDi 1.5, una con 100 y otra con 130 caballos; aunque la guinda será el DS 3 Crossback E-TENSE, un vehículo cien por cien eléctrico que llegará a España a finales de año. Y con él tuvimos también nuestra primera toma de contacto, aunque al tratarse de prototipos sin matrícula el recorrido de prueba discurría por el interior de una zona militar, de acceso prohibido al público. Carreteras de asfalto rugoso y con bastantes curvas donde el E-TENSE nos causó una muy buena impresión. Exteriormente cuesta diferenciar a esta versión sin emisiones del resto de la gama, salvo por la ausencia de escapes en la zaga, el logotipo E-TENSE o que también tiene un emblema de la marca específico en el frontal. Y dentro, donde la sensación de lujo y refinamiento está tan lograda como en las otras versiones, tampoco nos llama la atención nada especial, salvo que la palanca de cambio tiene un modo B que no llevan las versiones EAT8 de motor térmico. Se trata de un programa que acentúa la retención en las deceleraciones, aunque sin llegar a la fuerte retención que experimentamos en un Nissan Leaf con e-Pedal o en un BMW i3. Además, la instrumentación configurable tiene sus propios diseños, y la pantalla central ofrece gráficos exclusivos sobre el funcionamiento del sistema eléctrico y de la batería, y sobre el consumo de energía.

El DS 3 Crossback tiene una batería de iones de litio de 50 kWh que permite homologar 320 kilómetros de autonomía WLTP. Dicha batería, que se carga en 5 horas usando un wallbox de 11 kW y sólo 30 minutos si empleamos un terminal público de 100 kW (recarga del 0 al 80 por ciento), va distribuida en forma de H a lo largo del suelo del coche (principalmente va debajo de los asientos delanteros y traseros, pero también ocupando el túnel de transmisión), de manera que no resta espacio ni al habitáculo (sólo al meter los pies bajo las banquetas delanteras apreciaremos un escaloncito que impide meterlos tan al fondo como en el resto de versiones) ni al maletero, que cubica los mismos 350 litros ampliables a 1.050 cuando abatimos los respaldos posteriores.

Y el motor eléctrico rinde 100 kW, equivalentes a 136 CV. Como aquí el peso del conjunto sube a 1.525 kilos, podríamos esperar unas prestaciones algo peores, pero el empuje es tan progresivo que el E-TENSE sorprende positivamente por su forma de ganar velocidad en cuanto pisamos el pedal derecho. Ahí están los 8,7 segundos anunciados por la marca francesa para acelerar de 0 a 100 km/h, mientras que la velocidad punta ha sido limitada electrónicamente a 150 km/h. Y la conducción es bastante parecida a la de los DS 3 Crossback con motor térmico, lo cual es todo un halago, pues quiere decir que la dirección es rápida y precisa, que pisa con aplomo en las curvas y que el tacto del pedal de freno está muy logrado. En cualquier caso, fueron sólo cinco kilómetros de recorrido, poco para sacar más conclusiones sobre un modelo que ya está a la venta en Francia (las entregas del DS 3 Crossback E-TENSE comienzan en unos meses) con precios que arrancan en 45.100, a los que el incentivo para la compra de vehículos sin emisiones en ese país resta 6.000 euros, lo que deja la factura real en 39.100 euros.