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¿Me pueden multar por aparcar la moto en la acera?

Movernos por la gran ciudad en moto es algo cada vez más habitual, sobre todo cuando llegan los meses con mejor tiempo. Y aunque la inmensa mayoría de los usuarios de ciclomotores y motocicletas son escrupulosos con las normas de tráfico, hay un porcentaje de ‘pilotos’ que todavía se la juega entre los coches en atascos, o siguen haciendo auténticas piruetas para ganar tiempo y situarse en la primera línea del semáforo para salir los primeros. Además, en muchos casos, al llegar al destino tiran literalmente la moto en la acera. Y llega la pregunta del millón: ¿Me pueden multar por aparcar la moto en la acera?

El aparcamiento es competencia de los ayuntamientos

En este sentido hay que señalar que la gestión a la hora de regular los temas relacionados con el estacionamiento, tanto en grandes ciudades como en pequeños pueblos, es competencia exclusiva de los propios municipios. Algo similar ocurre con respecto a las acampadas de las autocaravanas, tan de moda últimamente. Por eso son los propios ayuntamientos los que deben aprobar sus propias ordenanzas y establecer las zonas y limitaciones a la hora de aparcar, tanto coches como motos.

Ciclomotores aparcados en la ciudad.

No obstante hay un punto de partida que conviene tener en cuenta. La Ley de Seguridad Vial prohíbe expresamente que podamos aparcar sobre las aceras, paseos y en general cualquier lugar que esté expresamente destinado al paso y uso de los peatones. Dicho esto queda claro, pero los matices vienen después, porque es el propio ayuntamiento el que puede gestionar o disponer esa normativa.

Por medio de una ordenanza municipal cualquier municipio puede, por lo tanto, regular el estacionamiento o la parada de vehículos en sus calles. Por tanto pueden permitir estacionar una moto sobre la acera, siempre y cuando no perjudique o literalmente entorpezca el paso de los peatones. Y no vale con dejar un pequeño paso para andar. Debe existir un paso suficiente como para que personas que vayan con objetos voluminosos puedan pasar y, por supuesto, que personas con movilidad reducida o algún tipo de discapacidad no tengan que hacer ‘malabarismos’ para sortear obstáculos.