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La exposición de coches que batió récords en el Guggenheim Bilbao

Coches pioneros, extravagantes, innovadores, singulares… Llegada de la mano del arquitecto Norman Foster, la exposición ‘Motion’ (que acaba de cerrar sus puertas en el Museo Guggenheim Bilbao) ha permitido a los aficionados al automóvil deleitarse con algunos de los vehículos más extraordinarios del mundo.

Una belleza que el público ha sabido apreciar, hasta el punto de que la muestra batió el récord histórico de visitas del museo el pasado mes de agosto (182.000), superando los mejores datos de los 25 veranos que el Guggenheim lleva abierto. En el tiempo que permaneció en Bilbao, la exposición atrajo la atención de más de 751.000 personas, lo que supone el mayor número de visitas diarias de la historia del museo, alrededor de 4.500.

Y es que ‘Motion: Autos, Art, Architecture’ ha permitido ver de cerca casi una cuarentena de automóviles únicos. Coches que son auténticas obras de arte y que, en muchos casos no se habían mostrado al público al pertenecer a instituciones o colecciones privadas. Ahora, los vehículos de la exposición han regresado ya a sus ‘casas’, pero aquí repasamos algunas de sus historias para que puedas recrearte con este particular recorrido por el pasado, el presente y el futuro del automóvil.

El primer Mercedes-Benz o el Chrysler Airflow representan los orígenes del automóvil en el Guggenheim

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La popularización del automóvil

Los coches para todos los públicos, esos que democratizaron la movilidad, también estaban presentes en la muestra del Guggenheim Bilbao. Con ejemplos tan conocidos como el icónico Volkswagen Escarabajo de 1951 (la marca era una de las patrocinadoras de la muestra), el popular Citroën 2CV de 1961, el Renault 4 fabricado en Valladolid en 1968, el Fiat 500 de 1957, el BMW 600 de 1957 o el Volkswagen Type 2 de 1962, que el movimiento hippie convirtió en todo un símbolo.

Entre las curiosidades de la exposición hay que citar al Minissima de 1972, un coche urbano concebido para ganar el máximo espacio interior con la mínima longitud posible, hasta el punto de ser tan alto como largo.