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Conducimos el Audi e-tron GT. Nueva dimensión eléctrica

Lo bueno -o lo malo- de hablar de una marca tan avanzada como Audi es que las afirmaciones categóricas duran muy poco. ¿Por qué digo esto? Pues porque durante la presentación del nuevo Audi e-tron GT se repitió en varias ocasiones que, según los propios ingenieros de la firma alemana, este es el mejor coche jamás fabricado por ellos. Bien, pues esa rotunda afirmación va a tener fecha de caducidad seguramente muy pronto. Porque la vanguardia tecnológica que representa la marca alemana seguro que ya tiene en mente y en desarrollo un nuevo producto que mejore al e-tron GT.

De momento, por poner otra afirmación categórica, yo sí puedo decir que este es, sin duda, el mejor eléctrico que he probado; y posiblemente el mejor Audi que jamás he conducido; o al menos está al mismo nivel que otros modelos de la marca alemana.

Está claro que cuando Audi se empezó a adentrar en la movilidad cien por cien eléctrica apostó por que sus modelos no solo fueran brillantes desde el punto de la eficiencia o la sostenibilidad. También si los vemos desde el dinamismo, el comportamiento o la conducción. Esas premisas se cumplen con todos los e-tron que hasta ahora ha lanzado. Porque tanto el e-tron como el e-tron Sportback o sus versiones S, son referencia por comportamiento dinámico. Pero claro, hablamos de modelos de carrocería SUV que tienen un dinamismo diferente a una berlina clásica o un coupé.

Dos motores y tracción quattro

Por eso este e-tron GT va un paso más allá. Sube del notable muy alto al sobresaliente el comportamiento dinámico gracias a su configuración más clásica de carrocería. Una estructura que sumada a la configuración de las baterías -situadas bajo el piso- garantizan un aplomo que no está a la altura de cualquiera. Aplomo al que se une otra característica en la que Audi es maestro, la tracción quattro. Porque el e-tron GT cuenta con tracción total, con un reparto de pesos de 50/50 en cada eje gracias a contar con un motor eléctrico en cada uno de ellos. Con eso la estabilidad y la tracción son sorprendentes, como en cualquier quattro, pero además con ese aplomo que se siente gracias a un centro de gravedad muy bajo, más bajo incluso que en el superdeportivo R8.

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Son solo algunas pinceladas de para lo que está preparado dinámicamente este e-tron GT. Pero hay más; por ejemplo una suspensión neumática que es capaz de bajar la altura de la carrocería 2 centímetros entre la configuración más alta y más baja en busca de más eficiencia o más deportividad, Otra delicatessen es la dirección a las cuatro ruedas en busca de la mayor maniobrabilidad, con lo que a alta velocidad las ruedas traseras giran en la misma dirección que las delanteras para una mayor estabilidad en curva o a baja velocidad en dirección contraria para favorecer la maniobrabilidad. También se puede del diferencial autoblocante que incorpora o de los frenos, de acero de serie en el e-tron GT, de carburo de tungsteno en el RS y opcionalmente carbocerámicos. Nada al azar en este apartado para un coche que no solo corre -mucho y bien- sino que también frena con las mismas prestaciones.

Todo este dinamismo y rendimiento están garantizados por una configuración mecánica capaz de brillar a la misma altura que el resto y de redefinir el concepto de Gran Turismo. La tecnología que Audi utiliza apuesta por dos motores íncronos de imanes permanentes, situados uno en cada eje, con lo que dispone de tracción total, tal como se ha comentado. En el eje delantero el motor desarrolla 238 CV (175 kW) y el trasero de 435 CV (320 kW) en el caso del e-tron GT para una potencia total de 476 caballos. Para el e-tron GT RS la potencia del motor trasero sube hasta los 455 caballos (335 kW) y la potencia total llega a los 598 caballos. Y aún puede haber más, pues gracias al modo Boost cuentan con un pico de potencia adicional con la que el e-tron GT llega a los 530 caballos y el RS a los 646. Sin olvidar su par máximo de 630 y 830 Nm. respectivamente.

Aceleraciones de infarto

Eso se traduce en unas prestaciones de quitar el hipo, con una aceleración de 4,1 segundos en el e-tron GT y de solo 3,3 segundos en el RS. Y con unas velocidades máximas de 245 y 250 km/h. Auténticos deportivos -el RS es el modelo con mayor cifra de par desarrollado por Audi Sport, lo que ya da idea de sus pretensiones-, pero sin olvidar que por su singular configuración como eléctricos también deben dar respuesta a las necesidades de movilidad con una autonomía que esté a la altura. Para ello disponen de una batería de iones de litio con 85 kWh con los que disponen de una autonomía WLTP de hasta 488 y 472 kilómetros respectivamente. Y con una tecnología de recarga en la que también son vanguardia, porque las recargas pueden tener una capacidad de hasta 270 kW gracias a que la batería funciona a una tensión de 800 voltios. Con corriente alterna lo puede hacer hasta con 11 kW, aunque opcionalmente podrá recargar con 22 kW.

Después de este somero análisis de lo que ofrece el Audi e-tron GT lo que llega es el momento de ponernos al volante y comprobar sobre el asfalto, que la propuesta de Audi es aquí tan llamativa como en los datos o sobre el papel. Y la primera conclusión es que este Audi e-tron GT es aún mejor sobre la marcha.

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Empeamos con el e-tron GT. Nos acomodamos en un interior que no difiere prácticamente de sus hermanos de combustión. La única diferencia a primera vista está en que la segunda pantalla del sistema de climatización se sustituye aquí por unos mandos tradicionales. El resto, prácticamente igual, tanto el cuadro de instrumentos digital como la pantalla central. La postura de conducción es magnífica, lo mismo que los acabados -por cierto, aquí destaca una alternativa en la que no se ofrece ningún acabado de origen animal -sin cuero ni otros elementos- sino que se trabaja con elementos sostenibles procedentes de materiales reciclados. En la parte trasera el espacio para las piernas es más amplio de lo que pudiera parecer y la altura al techo más que correcta pese a su carrocería de corte coupé. Atrás está homologado para tres ocupantes, pero el del centro podrá hacer uso de esa plaza en muy contadas ocasiones.

Ponemos en marcha el coche, arrancamos y percibimos una enorme suavidad, tanto en su rodar como en su silencio de marcha -cuenta con un sistema de sonido artificial que simula el rendimiento del motor, tanto hacia el exterior como en el interior- o la progresividad con la que se mueve el coche.

La ruta nos propone un recorrido por la Comunidad de Madrid, en la que gran parte del recorrido transcurre por carreteras de curvas, con buen asfalto. El e-tron GT muestra una estabilidad a toda prueba, un empuje sorprendente y un confort de marcha sobresaliente. Su bajo centro de gravedad le procura una comportamiento muy aplomado. Y es un tiro, con aceleraciones fulgurantes e instantáneas, un aspecto en el que los eléctricos ganan las partida a los modelos de combustión.

Deportividad con un consumo razonable

El recorrido con curvas enlazadas es pura diversión. El coche va siempre por donde se le dice, con un gran trabajo de la dirección con la dureza y precisión justas. Los frenos son magníficos, sin ese tacto artificial de otros eléctricos. Y con su uso se consigue regenerar de modo importante la batería. Además dispone de cuatro modos de conducción, donde el Dynamic saca el máximo carácter. Aunque para sacar todo el carácter y el rendimiento nos haría falta un circuito. Pero la diversión está garantizada al máximo en cualquier trazado y en nuestro recorrido nos lo pasamos en grande, a buen ritmo, sin llegar, por supuesto, a sacar todo el jugo a la caballería. Además, el resultado en cuanto a consumos no es descabellado y cerramos los 76 kilómetros del recorrido con un gasto de 23,7 kWh, con lo que los 85 kW de la batería garantizarían 350 kilómetros de autonomía, una cifra razonable, aunque bajará cuanto más rienda suelta le demos al pie derecho.

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Si con el e-tron GT hemos disfrutado, de vuelta, con el e-tron GT RS aún más. No es que esos caballos de diferencia cambien mucho las cosas, que serán cambios de matiz. Simplemente todo tiene un punto más deportivo -sin ser radical, porque tanto uno como otro pueden ser, perfectamente, nuestro coche para todos los días- que tiene su gracia. La diferencia en prestaciones es inapreciable y para descubrir ese tacto más deportivo hay que fijarse mucho, porque en el recorrido por carretera a nuestro ritmo, ni nos acercamos a poder encontrar los límites que diferencian a uno de otro. Pero nos lo pasamos en grande y confirmamos que si la movilidad eléctrica es esto, nos apuntamos. Y además, pese a la mayor potencia, conseguimos un gasto menor -el recorrido de vuelta tiene una orografía en bajada- pues tras los 112 kilómetros recorridos el ordenador marca 21,2 kWh de consumo. Asumible, por tanto.

Lo que no parece tan asumible, al menos para cualquier mortal, es el precio. Porque el e-tron GT cuesta 104.370 euros y el RS 143.500 euros. A cambio, eso sí, te llevas, como aseguraba José Miguel Aparicio, director general de Audi en España, «el coche con cuatro aros mejor construido de la historia»… Al menos por el momento.