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Audi Q4 40 e-tron S Line. El paso definitivo

Es curioso que analicemos a fondo un vehículo como éste cuando las tarifas eléctricas están totalmente disparadas y en pleno debate en la calle y el Gobierno. Pero es mera anécdota porque el futuro de la automoción pasa por este tipo de vehículos cero emisiones.

Y Audi es una de las marcas con más actividad en este campo. Comenzó por su gama más selecta, como el e-tron, pero poco a poco va 'popularizando' su oferta varios escalones por debajo. Es el caso de nuestro protagonista, un vehículo un tanto exclusivo, pero ya a tiro en 'precio'.

Más allá de su poderosa imagen y avanzada tecnología, como un sistema multimedia propio, lo cierto es que si le quitamos el 'traje' hablamos de lo mismo que nos encontramos en el Volkswagen ID.4 o el Skoda Enyaq, sus parientes directos dentro del potente grupo alemán.

Como ya avanzaba hace siglos Aristóteles, la virtud está en el término medio. También en el Q4 e-tron. Su nomenclatura no engaña y con 4,59 metros de longitud se sitúa entre el Q3 y el Q5.

Y también nos decantamos por la versión más equilibrada, el 40 e-tron, con 204 CV, una batería de 82 kWh (77 útiles) y hasta 519 kilómetros de autonomía.Por debajo el 35 e-tron reduce la factura en 4.450 euros, pero a costa de recortar la potencia a 170 CV y la batería a 55 kWh (340 km de autonomía), mientras que por encima se sitúa el Q4 50 e-tron quattro, con 299 CV, batería de 82 kWh, 486 km de radio de acción y tracción total.

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Llama la atención por fuera y convence por dentro

No en vano nuestra unidad presume del acabado S Line, que 'redecora' de una manera más deportiva el conjunto, además de incrementar seriamente el equipamiento de serie, rebajar 15 milímetros la altura del conjunto y endurecer el tarado de la suspensión, entre otras cosas. No sale gratis ya que hay que pagar 7.000 euros extra, pero todavía no da margen para beneficiarnos de las ayudas del Plan Moves III.

También hay contrastes llamativos, como unos sofisticados faros matriciales opcionales que brindan la mejor iluminación sin deslumbrar al resto, y que 'chocan' con unos 'simples' frenos de tambor en el eje trasero, algo que por imagen no es lo más apropiado. El interior nos recibe con buenos registros en aspectos como la ergonomía, la habitabilidad y la calidad, aunque en las plazas traseras llegan los recortes y desaparecen los acabados mullidos en las puertas.

Como ya comienza a ser habitual toda la información está digitalizada, con varias posibilidades de personalización en el cuadro de mandos virtual cockpit, y un menú casi infinito en la pantalla táctil del salpicadero. El volante, achatado en su parte superior e inferior, apuesta por mandos sensoriales que en ocasiones no resultan demasiado intutivos porque no gozan de una gran precisión, y la consola central flotante libera espacio gracias a la gestión de un cambio automático de una sola relación tremendamente sencillo.

Confortable delante, detrás hay una gran sensación de espacio para las piernas, beneficiado por un piso totalmente plano que facilita las cosas y el acomodo en la plaza central, aunque no resulta especialmente ancho. Y otro detalle 'gris': si queremos el respaldo abatible 40/20/40 habrá que pagar 285 euros. Sí que es de serie el portón eléctrico que da paso a un maletero que ofrece 520 litros de capacidad, prácticamente un calco del que encontramos en un Q3 térmico.

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Se mueve bien en todos los escenarios

Es un eléctrico con una autonomía ya importante y una capacidad de recarga que anima a alejarse de la ciudad. Incluso en autopista, a 120 km/h de media, ha consumido 21,6 kWh de media, y eso nos daría margen teórico para cubrir un Madrid-Valencia sin paradas. Eso sí, sólo con el conductor y llegaría 'seco'. Sería mucho arriesgar; por lo tanto mejor hacer una parada intermedia, que nos permite cargar a 125 kW en corriente continua y recuperar hasta un 80 por ciento de la energía en apenas 38 minutos. En una toma de 11 kW es capaz de recuperar electricidad para cubrir 43 kilómetros cada hora. En casa, un wallbox de menor capacidad sería absurdo.

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También podemos incrementar la autonomía actuando sobre las levas del volante, que contemplan tres niveles de intensidad durante la frenada regenerativa. Asimismo cuenta con una función B (Brake) en la palanca del cambio que retiene con contundencia (incluso activa la luz de freno trasero) al levantar el pie del acelerador.

La batería de iones de litio se ubica bajo el piso, entre ambos ejes, el motor eléctrico de 204 CV está delante y recurre a la propulsión trasera para impulsarse. Parece un reparto de pesos perfecto, aunque en la báscula el conjunto se va a 2.125 kilos,(500 solo para la 'pila') y se hacen evidentes según vamos incrementando el ritmo.

Lo cierto es que en una conducción habitual por la ciudad y sosegada por sus alrededores es una gozada por el confort acústico y refinamiento que transmite. También en autovía y en carretera, pero cuando aparecen las curvas tiende a irse de morro si nos pasamos de brío. En este sentido no es tan deportivo y pasional como el Ford Mustang Mach-E.

Sus prestaciones no defraudan (la velocidad se autolimita a 160 km/h), adelanta con solvencia, frena con gran eficacia (monta neumáticos 235/45 R21 delante y 255/40 R21 detrás) y podemos variar ligeramente su personalidad gracias al asistente Drive Mode, que nos ofrece los perfiles Efficiency (hasta 130 km/h), Confort, Auto, Dynamic e Indivual.

Asimismo resulta contundente en su dotación tecnológica, aunque con alguna laguna que obliga a pasar por caja. Contempla avanzados asistentes de conducción, incluidos los predictivos, y una oferta multimedia muy completa, vital en un vehículo eléctrico, como el Servicio de Carga e-tron Charging Service que nos da acceso a 210.000 puntos de carga.

LA CLAVE

Audi 'populariza' su gama SUV eléctrica con este equilibrado Q4 40 e-tron, un modelo sumamente confortable, avanzado y con un rendimiento y una autonomía ya considerables que nos permite alejarnos de la ciudad sin temor. Un eléctrico compacto que sirve para todo.