En un mundo donde la innovación y la competencia son constantes en la industria automotriz, hay ocasiones en las que la colaboración entre fabricantes resulta en la creación de vehículos verdaderamente extraordinarios. Uno de esos casos es el Mercedes-Benz 500 E, un modelo que impresionó al mundo por su combinación única de lujo y rendimiento deportivo. Y aunque este automóvil lleva el emblema de Mercedes-Benz, su historia está profundamente ligada al legado de la firma de Zuffenhausen.
Una colaboración inesperada
Cuando se presentó en el Salón del Automóvil de París en 1990, el Mercedes-Benz 500 E dejó a todos boquiabiertos. Este modelo no era solo una berlina elegante, sino que también ofrecía un rendimiento impresionante, gracias a su motor V8 de cinco litros y cuatro válvulas por cilindro, heredado del 500 SL. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este vehículo no fue concebido enteramente por Mercedes-Benz, sino que su desarrollo involucró a otro gigante de la industria automotriz: Porsche AG.
