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La manera correcta de cuidar el techo de tu descapotable

No se puede negar el atractivo sugerente de un techo abatible en el coche. Esta concepción conocida popularmente como cabrio, es una opción para la distinción, que resulta mas cara y necesita de cuidados especiales. Los mecanismos de acción y los materiales de construcción de la capota, pasan a ser elementos, que de no cuidarlos, te pueden dar un disgusto en forma de factura. Por eso te mostramos la manera correcta de cuidar el techo de tu descapotable.

Historia del techo en la automoción

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Pensar que el coche convertible o cabrio, es decir sin techo o descapotable, es propio de los años 60/70 es caer en un error. Los primero autos fueron sin techo por omisión. Como todos desciende de su concepto para tracción animal, en este caso el Cabriolé. Construido sobre dos ruedas, la berlina se dotaba de una capota abatible.

No fue hasta 1910 cuando Cadillac lanzó al mercado el que se considera el primer coche cerrado. Este novedoso coche, no consiguió desbancar del título de mas vendido a ningún Cabrio de la época, que resultaban ser los mas aceptados, frente a la similitud que Cadillac denotaba con un vagón, cerrado y acristalado. Fue en la década de los 70 cuando el mercado estadounidense, por exigencias de seguridad integral, ve mermada la fabricación de este tipo de coches.

En Europa fueron muchos los modelos descapotables y su manufacturación en los comienzos del siglo pasado fue continua. Benz, Rover y Renault fueron pioneros en diseño y fabricación.

Y si el techo rigido, aporto seguridad integral, lo que no consiguió nunca fue que las marcas ofrecieran modelos atractivos, de coches sin techo o abatible, para disfrute de los usuarios mas extrovertidos, descarados y glamurosos. Así lo demuestran los exitosos sin techo de Mazda, el MX-5 y el Golf Cabrio, de Volkswagen, en la década de los 80.