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Bujías del coche: cómo son y cada cuánto debes cambiarlas

Cuando escuchamos la palabra «bujía» se nos vienen coches a la cabeza. No hay posibilidad de doble interpretación de un elemento que nos ha acompañado desde siempre. Nos acordamos poco de las bujías pero su función es necesaria. Y es que aunque su tamaño es pequeño, la bujía tiene una enorme responsabilidad en la entrega de potencia, rendimiento, fiabilidad y eficiencia en el motor. Ante su gran importancia, es trascendental reemplazarlas cada 30.000 o 60.000 km como máximo.

¿Por qué es tan sumamente necesario cambiarlas? Quizá siendo muy gráficos lo entiendas. A causa de su trabajo, una bujía puede disparar 400 veces por minuto por cilindro o 1.600 veces por minuto en un motor de cuatro cilindros. Seguro que con estos datos todo queda dicho, pero hay mucho más que debes saber sobre ellas.

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No cambies las bujías cuando ya han fallado

Un grave error que muchas veces se comete es retrasar el cambio de las bujías hasta que fallan. En todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana (ya sea casa, jardín, trabajo y, por supuesto, coche) solo nos acordamos de las cosas cuando se rompen y esto suele pasar mucho con las bujías. Hay que tener en cuenta que, con que una de las bujías esté dañada, es muy posible que las responsabilidades antes mencionadas no estén cubiertas al 100%.

Además de la falta de eficiencia y un rendimiento bastante mejorable, puede ocasionar fallos en el encendido y una aceleración lenta. Ya sea por defecto o por no cambiarlas a tiempo, si una bujía se estropea puede ocasionar los siguientes síntomas en el motor del coche… que seguramente no quieres arriesgarte a experimentar (pero que has de conocer).

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