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Opel Grandland X 2.0 Turbo D. La alternativa animosa

Disponible inicialmente con el 1.2 Turbo de gasolina y el diésel 1.6 CDTI -130 y 120 CV, respectivamente-, el Grandland X recibirá de aquí a un año varios motores nuevos, como el 1.5 CDTI en versiones de 100 y 130 CV -relevan esta primavera al diésel actual- o un 1.6 Turbo de gasolina, con 180 CV y caja EAT8, al finalizar el verano. Hablamos siempre de variantes con tracción delantera -Opel ofrece en opción el IntelliGrip, que permite elegir entre cinco programas de conducción en función del terreno-, aunque para 2019 se espera el primer Grandland X de tracción total; que tendrá mecánica híbrida enchufable.

Pero antes de todo eso llega este Turbo D de 177 CV -o 2.0 CDTI, pues Opel usa ambas denominaciones-, vinculado necesariamente a la transmisión automática EAT8 de ocho marchas. Tanto uno como otro proceden del banco de órganos de PSA -hay versiones BlueHDi 180 EAT8 en varios Citroën, DS y Peugeot-, y eso es una garantía, porque forman una pareja perfecta. El motor, por ejemplo, empuja siempre con muchas ganas -ahí están esos 9,1 segundos para alcanzar los 100 km/h- y funciona con progresividad y silencio, ya que sólo percibiremos su condición diésel al acelerar con fuerza desde bajo régimen. La caja EAT8 se adapta a él como un guante, pues también funciona con suavidad y los saltos entre marchas son rápidos. Lástima que no tenga programa deportivo o, desde luego, unas levas en el volante, aunque admite el uso manual moviendo secuencialmente la palanca.

Comportamiento eficaz y confort elevado

Además, su gasto es moderado, si bien nuestro primer test, por Vizcaya y Guipúzcoa, tenía mucha autopista y bastantes vías de montaña -que afrontamos a ritmo 'alegre'-, y los consumos medidos no parecen demasiado indicativos. En esto, mejor esperar a una prueba más larga y sosegada.

Un conjunto motor/cambio tan solvente tiene el complemento ideal en un chasis bien calibrado, que se traduce en un comportamiento eficaz y un confort elevado, virtudes idóneas en un SUV con el que apetece ponerse en carretera con la familia, ya que amplitud y maletero acompañan.

Y lo hace también el equipamiento, pues con este motor el Grandland X estrena el nivel Ultimate, completísimo aunque dispara algo el precio.