Con el nombre de efecto acordeón, la DGT quiere poner nombre a una de las causas más habituales de que se produzcan atascos en las carreteras. Se trata de una circunstancia que ocurre tan pronto como el primero de una larga fila ralentiza su marcha hasta pararse por completo, lo que provoca que el resto de vehículos que le siguen también deben parar su marcha.
3La solución al efecto acordeón
Lo ideal, en propias palabras de la DGT, es que pudiéramos mantener una velocidad constante, aunque sea muy baja. De esta manera evitaríamos la formación del efecto acordeón, pues ninguno de los automóviles se detendría por completo, con lo cusl se dejarían de acumular los tiempo de retardo entre todos los conductores. Una solución que parece sencilla pero muy difícil de trasladar al mundo real, pues todos los coches tendrían que estar interconectados para mantener una velocidad constante.
En algunos países como Suecia se han hecho experimentos en este sentido tanto con coches como con camiones de mercancías. Con convoys o ‘trenes’ de carretera, en los cuales el primero de los automóviles marca un ritmo y el resto de vehículos de la caravana se ‘engancha’ mediante un sistema de intercomunicación vía GPS, de esta forma la marcha resulta uniforme y constante independientemente de las condiciones del tráfico. Del mismo modo si hay que pararse lo hacen todos a la vez y al arrancar igual, lo que evita el temido efecto acordeón.
De hecho, una de las grandes ventajas de la conducción autónoma promete ser una reducción en los atascos y las retenciones, pues los potentes equipos GPS con tecnología 5G de los vehículos en carretera pueden fijar velocidades constantes sin el menor problema. Esto supone ahorro de combustible o electricidad en el caso de un coche eléctrico. Estos sistemas trabajan en colaboración con los semáforos, pasos a nivel con barrera o similares, de forma que son capaces de mantener una velocidad constante para que cuando lleguemos a un semáforo esté en verde y no tengamos que parar bajo ningún motivo.
