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Sabores escondidos de España con Polestar: Santiago de Compostela. El camino a las raíces de la cocina

La ciudad de Santiago de Compostela es el destino final de miles de viajeros que cada año emprenden un viaje que, para la mayoría, tiene mucho de espiritual. Para otros, es una ruta de turismo, aventura, tradiciones y resistencia física. Nosotros, en este nuevo recorrido con el Polestar 2, nos hemos inventado otra motivación: buscar los sabores de toda la vida, las raíces de la cocina gallega, posiblemente la más sostenible de España.

Cada año, miles de peregrinos y viajeros de todo el mundo ponen la vista en Santiago de Compostela, la capital de Galicia y uno de los cinco lugares en el mundo donde los católicos pueden ganar el jubileo. Durante siglos, ése ha sido el principal motivo para hacer el Camino de Santiago, la primera gran red de comunicaciones europea, que fieles de todo el continente recorrían para honrar los restos del apóstol. Andando, a caballo, en bicicleta…, solo en 2022, más de 435.000 personas llegaron a Santiago con diferentes motivaciones: religiosas, culturales, sociológicas o, incluso, simplemente turísticas.

Nosotros nos salimos de lo establecido porque hemos hecho el camino en coche eléctrico y con un motivo puramente gastronómico: descubrir otro de los territorios que guardan sabores ocultos en una nueva ruta con el Polestar 2. Una cocina, que, por cierto, tiene mucho en común con el modelo sueco, pues es pura sostenibilidad gracias a sus recetas elaboradas con los productos de proximidad, de las tierras y los mares de esta comunidad muy apegada a las raíces.

La cocina de Galicia es sostenible, como el Polestar 2

La gastronomía gallega es para nosotros la excusa y uno más de los encantos que encuentra el viajero o peregrino en los itinerarios de un camino, que se remonta a la Edad Media, y en el que se ha creado un enorme patrimonio, que nos regala edificios como los lugares de culto, los hospitales, los albergues o los puentes. O también un patrimonio inmaterial formado por mitos, leyendas o canciones, que están presentes a lo largo de las rutas del Camino de Santiago. Además, este destino ha recuperado la vida de lugares y pueblos que, de otra manera, habrían caído en el olvido.

La cocina de Santiago y la gallega en general son la motivación perfecta para este recorrido con este coche, tan verde como la tierra que recorremos. El Polestar 2 es la constatación del firme compromiso por la mejor utilización de los recursos gracias, por ejemplo, al uso de materiales reciclados. También por adoptar la tecnología de propulsión eléctrica y, mucho más, pues en el ADN de la marca hay un compromiso: conseguir las emisiones 0 de CO2 en todo el proceso de vida del coche. Y para ello, hay que practicar en cada minuto la sostenibilidad.

Como la que se practica y se aprecia toda la vida en las cocinas gallegas, posiblemente, una de las más apegadas e influenciadas por el producto de proximidad. Tal vez por lo alejado de esta región, desde tiempos inmemoriales han decidido ser autosuficientes. En sus huertos crecen las hortalizas y verduras para sus caldos y guisos; en sus pastos, vacas y terneros se alimentan de manera natural para proporcionar leche o la singular carne de ternera; los huevos de sus gallinas libres y alimentadas con maíz siempre han tenido un color y sabor especiales. Y, por supuesto, de sus mares, los pescadores y mariscadores han extraído tesoros culinarios toda la vida. Con estos ingredientes, los platos solo pueden ser de 10.

Con la promesa del festín que nos espera en cualquiera de los bares, tabernas o restaurantes de Santiago, recorremos nuestra propia ruta con el nuevo Polestar 2 Long Range Single Motor. La actualización del elegante y original eléctrico sueco ha traído como consecuencia un cambio en el sistema de propulsión, pues ahora la tracción es trasera. Eso redunda en un comportamiento más deportivo, con un poco más de picante. Pero siempre marcado por la suavidad y el silencio con el que se desliza por las carreteras. Y así disfrutamos de nuestro ‘Camino’, llaneando por las autovías en la zona de Castilla o cuando salimos de la misma en vías de curvas donde el confort de marcha se combina a la perfección con un comportamiento dinámico de lo más divertido.

Muchos caminos que llevan a Santiago

Si Santiago nos promete la gran fiesta final de los sabores gallegos, durante el recorrido –los caminos en realidad, pues son varias las rutas que llegan hasta la ciudad donde reposa el apóstol– encontraremos, ya dentro de Galicia, suficientes y suculentos argumentos para hacer una parada y probar algunos de los platos clásicos de la cocina gallega.

Nosotros vamos en coche desde Madrid en esta peculiar ‘peregrinación’, pero si lo hiciéramos andando no dudaríamos en parar en Samos (Lugo), en el camino francés, para probar las truchas de A Veiga, o en Melide (A Coruña), para tomar pulpo en Ezequiel o A Garnacha, donde solo necesita la compañía de tres ingredientes –aceite de oliva virgen extra, pimentón de la Vera y sal gruesa– para convertirse en una delicia plena de sabor…

Por el camino del norte, antes o después de extasiarnos con la playa de las Catedrales (Lugo), podemos tomar el famoso churrasco del Asador do Alba. En Arzua, cuna de su famoso queso, la carne a la media hora de Casa Chelo o el bacalao de Casa Nene. En Baamonde, Casa Galicia nos deleitará con su caldo o su merluza y en Casa do Labrego con un contundente cocido. En Pontedeume (A Coruña), en el camino inglés, nos podría esperar la empanada de tres pisos de la Cantina del Río Cove. Comedores para que el caminante vaya abriendo boca de cara al gran plato final que supone la llegada a Santiago.

Porque ese final en la Plaza del Obradoiro es la culminación a días de esfuerzo y dedicación, en el caso de los caminantes. En el nuestro, han sido horas y kilómetros placenteros en esta peculiar peregrinación con el Polestar 2. Aprovechando el aumento de autonomía que ha traído consigo su renovación, podemos recorrer hasta 654 kilómetros. Una cifra que se reduce en circunstancias reales, pero que en nuestro caso nos ha permitido invertir en el viaje solo 40 minutos –en dos paradas– para recargar el coche y seguir ruta para llegar a ese objetivo de la capital compostelana y descubrir esos sabores que la tradición y las raíces de estas tierras siguen conservando en recetas sencillas, sabrosas y sostenibles.

Tres adjetivos que también se aplican a la perfección al Polestar 2: máxima facilidad de uso, comportamiento y prestaciones, que garantizan diversión y una eficiencia que lo convierte en ejemplo del mejor aprovechamiento de los recursos.

Cocina de mercado

Es uno de los conceptos clásicos de la gastronomía española, pero en Santiago de Compostela entra en otra dimensión. El Mercado de Abastos de la capital gallega es el segundo lugar más visitado de la ciudad tras la Plaza del Obradoiro. Y de sus puestos salen cada día muchos de los ingredientes que se comen en los restaurantes contiguos. Algunos de ellos, no solo están al lado, sino que forman parte del propio mercado. Es el caso de Abastos 2.0, con tres espacios diferenciados -barra, terraza y mesas- y una carta que cambia a diario y se elabora, literalmente, con lo que ese día entra en el mercado de Santiago: mejillones, navajas, cigalas, merluza, centolla, percebes, pulpo… La cocina de mercado en su máxima expresión. Y este local es solo un ejemplo, porque en los alrededores se sigue esta misma tendencia en lugares como Lume, A Lonxa do Mercado o Mesón El Hispano. Y si lo que buscas son delicatessen para comprar y preparar tú mismo, los puestos de pescados y mariscos son un espectáculo, lo mismo que los quesos, las frutas y verduras o las carnes. Si quieres regar tu menú con vino, en A Viñoteca hay una interesante selección de caldos autóctonos: Ribeira Sacra, Valdeorras, Monterrei, Rias Baixas. Además, el resumen de los sabores de Galicia lo guardan en las vitrinas y los estantes de José Bermúdez, con productos frescos, conservas, dulces, empanadas, quesos o embutidos, que también se pueden pedir online.

La gran fiesta del mar

Sabores de Galicia son el lacón, los grelos, los pimientos de Padron, la ternera gallega, el pan de Cea… Pero, si tuvierámos que explicar el porqué de la cocina gallega, si duda tendríamos que mirar al mar: la gran despensa que cada día llega a los puertos gallegos con manjares que solo aquí alcanzan el grado máximo. Y en Santiago hay un sitio donde degustarlos de la manera más tradicional: la Rua do Franco. Una calle plagada de tabernas tradicionales, pues aquí en la Edad Media se asentaron posadas y tabernas para atender a los peregrinos. Durante años, la ruta de tapas de esta zona fue apodada París-Dakar –una idea de los universitarios de la ciudad, que empezaban el recorrido en el Bar París y lo acababan en el Dakar. Hoy, esos locales siguen ofreciendo hospitalidad a los peregrinos y visitantes y viandas, donde marisco y pescados tienen preeminencia. Langostas, bogavantes, camarones, cigalas, centollas, nécoras, percebes, bueyes de mar y santiaguiños son algunos de los mariscos autóctonos que podemos llevarnos a la boca. También especies con concha como las almejas, berberechos, mejillones, navajas, vieiras, zamburiñas y coquinas. Todo ello, siempre con una receta infalible para preservar su sabor, pues se elaboran simplemente cocidos en agua con sal, a la plancha o en salpicones. Y si hay que recomendar un ‘fruto del mar’ apto para todos los públicos y bolsillos, ése sería el mejillón, el primer producto marino en toda Europa con denominación de origen protegida. La otra gran estrella de estas barras es el pulpo ‘á feira’ (con aceite, sal gorda y pimentón), la habitual preparación, aunque también a la brasa, guisado con patatas o en empanada es un plato top que, por cierto, debe tomarse siempre con vino y no con agua, porque hay una creencia que asegura que el pulpo y el agua no hacen buenas migas en la barriga. Y por supuesto, la variedad de pescados de Galicia no tiene rival, pues emplea en su gastronomía más de 80 variedades: merluza, sargo, rodaballo, raya, congrio, rape, mero, sardinas…

Restaurantes y sabores clásicos

Pasear por el centro de la capital gallega, declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1986, nos lleva a descubrir en sus calles empedradas, edificios y locales que mantienen el estilo y la esencia de la ciudad; un entorno clásico que se relaciona, también con ese aire espiritual propio de una ciudad que es destino de miles de peregrinos cada año. Esa integridad se mantiene también en muchos de los bares y restaurantes; lugares con una tradición ganada a base de llenar los estómagos de los visitantes y los peregrinos. Entre los comedores ‘de toda la vida’, por supuesto, O Gato Negro, la taberna más antigua de la ciudad, pues data de 1920. El Café de Altamira, en los bajos de un antiguo Palacio al lado del mercado de Abastos es otro de los que practica cocina de mercado pura y dura. Lo mismo que hacen en O Dezaseis desde hace más de 25 años. Y si quieres comer en un entorno lleno de historia, el restaurante Enxebre, en el Parador es ‘lugar de peregrinaje gastronómico’. En Mar de Esteiro los pescados y mariscos, elaborados como siempre, son los protagonistas. Pero Santiago, ciudad universitaria y bulliciosa, también es lugar de innovación culinaria, lo que se se refleja en comedores como Casa Marcelo –posiblemente la mejor recompensa gastronómica para los peregrinos– o A Tafona, donde la cocinera Lucía Freitas utiliza muchas verduras de su propio huerto, y también en Lume, otro de sus locales, en el que propone una cocina más informal–, A Horta do Obradoiro apuesta por recetas de mercado en un entorno singular, con un huerto/jardín evocador. En las mesas de Pampin se disfruta la ‘cocina de barrio’, en la que brillan los escabeches, y en Anaco o A Maceta se trabajan sabores que fusionan la cocina gallega y asiática. Por último, en La Radio de Pepe Solla se replica la cocina con decibelios de Portamérica, el festival gallego que combina música, sostenibilidad y gastronomía, y en el que los grandes chefs sirven directamente sus tapas de autor.

Betanzos, la capital de la tortilla

POLESTAR SANTIAGO TORTILLA DE BETANZOS Motor16

El epicentro del mundo de la tortilla de patata está en Betanzos; la ciudad que ha dado nombre a una forma de elaborar este sencillo manjar. Aunque por el CIS sabemos que la mayoría de españoles la prefieren con cebolla, aquí es solo patata de la tierra (Galicia tiene su propia Indicación Geográfica Protegida) y huevos de gallinas que picotean por el suelo, como toda la vida. En el restaurante La Casilla, abierto por Angelita Rivera Valiño y su marido en 1936, nació este manjar que, según ella misma contaba, «no tiene receta, hay sentido, hay mano…». La Casilla cambió de manos, pero su ‘receta’ –con el toque de cada cocinero o cocinera– está más vigente y de moda que nunca. Tiene incluso un concurso, que este año ha ganado O Noso Recuncho, según el jurado profesional, o el Bar Galicia si nos atenemos al voto popular; porque en esto de la tortilla hay muchos gustos. Pero como Betanzos sabe a tortilla –o a empanadas– la visita a la ciudad merece parada y pincho en los locales de la Travesía Progreso, el centro neurálgico de la tortilla: Casa Miranda, Mesón O Pote, Mesón O’Progreso, Bar Rivas…

Tarta de Santiago y otras delicias

POLESTAR SANTIAGO TARTA DE SANTIAGO Motor16

La cruz de los peregrinos es el adorno final a un postre que se ha convertido en seña de identidad de la ciudad y también de la región. La Tarta de Santiago es un bizcocho hecho con almendras y azúcar, cuya receta ya se recogía en un Cuaderno de confitería que recopiló Luis Bartolomé de Leybar en 1838. Aunque el sello –la cruz– data de 1924 cuando José Mora, el fundador de la repostería Casa Mora, comenzó a adornarla con este ‘logo’ universal. Hoy ese legado lo mantiene su nieta al frente de su propia pastelería: Mercedes Mora. Pero Galicia está llena de recetas para dar el toque dulce al final de una comida. Imprescindibles probar las filloas en la Bodeguilla de Santa Marta – también saladas–, en Amoado, o en A Horta do Obradoiro. La Bica, un bizcocho que es una combinación perfecta de jugosidad y densidad, acompaña, perfectamente el café, por ejemplo en el impresionante Hostal de los Reyes Católicos, el Parador de Santiago. Y el punto y final al camino y a la comida, puede ser alguno de los orujos y licores con IGP: Licor de Café, Licor de Hierbas, Aguardiente de Hierbas u Orujo de Galicia.

Prueba el Polestar 2

QR PRUEBA POLESTAR Motor16

Probar el Polestar 2 ya es posible en Santiago de Compostela. Para conocer las virtudes de la movilidad eléctrica que ofrece el primer modelo de la firma se puede reservar una prueba de conducción a través de la web: https://www.polestar.com/es/test-drive/booking/ps2. Un test drive en el que podrás conocer todos los detalles y descubrir en primera persona el apasionante mundo del rendimiento eléctrico y la tecnología de innovación de que hace gala el primero de la familia. Entra al mundo de Polestar a través del siguiente QR.