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Citroën DS5 BlueHDI 180, un diésel limpio en formato exclusivo

El grupo PSA Peugeot Citroën está incorporando a todo ritmo sus innovadoras mecánica diésel BlueHDi, que reducen el consumo de gasóleo de forma espectacular y cumplen la exigente norma de emisiones Euro6 gracias a drásticos recortes en la generación de partículas sólidas -el hollín, para entendernos- y óxidos nitrosos. Hace pocas semanas probábamos el nuevo Citroën Grand C4 Picasso dotado del motor 2.0 BlueHDi 150, y ahora nos llega la primera aplicación del 2.0 BlueHDi 180, que pronto veremos también bajo el capó del recién actualizado Peugeot 508. En el caso del DS5, el propulsor estrenado -7 kilos más ligero- ocupa el espacio del 2.0 HDi 160 -163 CV en realidad-, pero el progreso no se queda en una mera ganancia de 17 caballos, pues los cambios internos son múltiples y se traducen en muchas cosas. Y cosas buenas.

En la parte estrictamente técnica destaca el nuevo diseño del turbo de geometría variable, el aumento de las presiones de sobrealimentación y combustión, o los árboles de equilibrado, que mejoran aún más el confort acústico y vibratorio. Y en el tramo de escape aparece un catalizador de oxidación -elimina los hidrocarburos no quemados y el monóxido de carbono-, el catalizador selectivo SCR -mediante la inyección de aditivo AdBlue elimina hasta un 90 por ciento de los perniciosos óxidos de nitrógeno– y un filtro de partículas aditivado -evita la salida al exterior del 99,9 por ciento de las partículas-. De paso bajan un 4 por ciento las emisiones de CO2, que se quedan en 114 g/km y le libran de pagar impuesto de matriculación.

El par máximo crece de forma brillante, pues de los 34,7 mkg del HDi 160 pasa a 40,8 mkg, valor estupendo para un turbodiésel de dos litros y que se consigue a 2.000 vueltas. Tanto empuje permite dotar a la caja de cambios automática de seis marchas de desarrollos más largos, lo que aminora la sonoridad en cruceros sostenidos y aquilata todavía más el consumo, pues de los 5,9 l/100 km del DS5 HDi 160 Automático se pasa a sólo 4,4 litros.

Consumo real muy ajustado

No hemos logrado en nuestro recorrido habitual ese moderado registro, pero sí un promedio real de 6,3 l/100 km que está francamente bien para un modelo con motor de 180 CV, que alcanza 220 km/h de velocidad punta y que no presume precisamente ni de ligero -1.690 kilos en orden de marcha es una enormidad para un vehículo de 4,53 metros- ni de aerodinámico, pues el Cx es correcto -0,31- pero hay más altura de lo normal en un turismo -es casi 6 centímetros más alto que un C5- y se recurre a neumáticos muy anchos: 225/50 R17 en los acabados Design y Urban o 235/45 R18 en el nivel Style probado y en el Sport. El 'Stop&Start', de estupendo funcionamiento, aquilata el gasto en ciudad, donde este DS5 BlueHDi 180 Aut6 convence por agrado de funcionamiento y por una postura algo más elevada que en un coche 'normal', mientras que en carretera los 60 litros del depósito dan bastante de sí y prima el confort.

No hay que pensar que nuestro protagonista es un bólido, sino más bien una berlina ágil, segura y resolutiva con la que apetecerá viajar. Los desarrollos más largos están pensados para ello, y no tanto para pulverizar registros frente al cronómetro, pues esta nueva versión es rápida pero no velocísima. Por ejemplo, anuncia 9,2 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h, cuando un Audi A3 Sportback con motor 2.0 TDI 184 y cambio manual -el DS5 BlueHDi 180 sólo está disponible con cambio automático- homologa 7,4 segundos. Y al francés le hemos medido 9 segundos 'reales' en esa maniobra, o 30,5 para cubrir el primer kilómetro, en línea con lo que tarda, por fijar referencias, un León o un Golf con motor 2.0 TDI de 150 CV. En cuanto a la facilidad para adelantar, los 6,6 segundos que emplea en pasar de 80 a 120 km/h le definen como un vehículo seguro y con reprís, pero no como un rabioso deportivo.

Un comportamiento mejorado

El DS5 se comporta bien, aunque la primera 'hornada' de este original francés pecaba de una respuesta algo seca sobre mal asfalto. Pero coincidiendo con la llegada del nuevo diésel Euro6 le han dotado de una suspensión con amortiguación mejorada, que minimiza el 'golpeteo' en los baches o la transmisión de vibraciones de rodadura, al tiempo que conserva el aplomo y un balanceo bien contenido. Sigue habiendo lo que podríamos llamar 'tacto monovolumen' -su plataforma es la del anterior C4 Picasso-, pero todo llega más filtrado al habitáculo y hay más comodidad. Los generosos neumáticos -nuestra unidad montaba los 235/40 R19, opcionales- y unos discos de freno en consonancia con peso o potencia logran que las distancias de parada sean cortas -51,8 metros de 120 a 0 km/h-, de modo que en vías de montaña podamos conducir a ritmo 'vivo'.

Manejaremos la dirección con un volante de cara inferior achatada, como no podía ser de otro modo en un habitáculo que rinde culto al diseño. Si el DS5 es exclusivo por fuera -tiene una línea inconfundible, como de 'compacto musculoso'-, también lo es por dentro, donde se respira ambiente 'premium' y hay toques deportivos: pedales de aluminio, puesto de conducción rodeado de mandos… Aunque prima la originalidad sobre la funcionalidad, y la ordenación de mandos y botones es más 'espectacular' que racional: elevalunas distribuidos por la consola central, muchos controles en la consola 'cockpit' del techo -voluminosa e inspirada en los aviones-, ruedas y botones algo desperdigados en torno al volante… Y no hay levas, lo que obliga a usar la palanca para cambiar manualmente.

No obstante, se respira calidad, hay un generoso equipamiento -el DS5 Style trae tapicería de piel, sensores de parking traseros, climatizador bizona, asistente al arranque en cuesta, sensores de lluvia y oscuridad, regulador/limitador de velocidad, espejo interior fotosensible…- las butacas delanteras miman a sus ocupantes y las plazas traseras son aptas para tres adultos. Además, los 468 litros del maletero son válidos para el equipaje de una familia, pero no hay ni puede haber rueda de repuesto, pues el depósito de 17 litros de AdBlue -válido para 20.000 kilómetros- está debajo del suelo de carga.