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Se cumplen 40 años del título de campeón del mundo de Walter Röhrl con el Opel Ascona 400

Opel cuenta con una larga tradición en el mundo de los rallyes. El actual Corsa-e Rally es descendiente de los legendarios coches y pilotos de rallyes de Opel de los años 70 y 80. Tras los éxitos con el Kadett GT/E y el Ascona A, lo importante llegó en la temporada de 1982: Walter Röhrl se hizo con el Campeonato Mundial de Rally para pilotos con el Opel Ascona 400 de tracción trasera compitiendo contra modelos con tracción a las cuatro ruedas. Ahora, que se cumplen 40 años de este éxito, la marca ha querido celebrarlo aprovechando el 75 cumpleaños de Walter Röhrl.

La historia de Röhrl en el mundo de los rallyes comenzó en 1973. El entonces piloto de 26 años conducía para Opel con Jochen Berger como copiloto, y juntos ganaron el Campeonato de Europa de Rallyes solo un año después con el Opel Ascona A de fábrica. Al año siguiente, Röhrl dio a Opel la primera victoria en el campeonato del mundo.

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Tras abandonar Opel en 1977, Walter Röhrl regresó en 1982 para encontrarse con su ex copiloto, Jochen Berger, que era director de competición de Opel. Con la denominada «Misión MonteCarlo», el Opel Ascona 400, que fue diseñado por el ingeniero jefe Karl-Heinz Goldstein, contaba con tracción trasera y rendía 260 CV de potencia. Los chicos de Opel lo pusieron a punto para que Röhrl demostrara sus cualidades frente al Audi Quattro en la 50 edición del Rally MonteCarlo. Gracias a una exhibición, el piloto de Opel ganó el legendario Monte por segunda vez y por primera vez con Opel.

Rally Costa de Marfil

El Campeonato del Mundo de Rallyes de 1982 se convirtió en uno de los más emocionantes de la historia. El duelo que muchos recuerdan se dio entre el Opel Ascona 400 pilotado por Röhrl y Michèle Mouton al volante de un Audi Quattro.

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La penúltima prueba del campeonato, el Rally de Costa de Marfil con sus 5.000 kilómetros de longitud, decidió el título mundial de pilotos. Opel logró dos triunfos y Audi siete en el campeonato mundial. Pero mientras Mikkola y Mouton a menudo fallaban espectacularmente, Röhrl sumó puntos con la regularidad y la precisión de una computadora: logró terminar en el podio en ocho de las diez carreras que corrió, con solo un abandono y un cuarto puesto.

Sin duda, fue un éxito de un piloto diferente, pero sin duda también fue debido al mérito de un buen equipo y al Opel Ascona 400.