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Estos son los paraísos fiscales del impuesto de circulación

El impuesto de circulación –Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM)– se paga cada año y es una tasa que acompaña al vehículo a lo largo de toda su vida útil. Genera en torno a 3.800 millones de euros a las arcas municipales y tiene una tarifa mínima en todos los territorios (a excepción del País Vasco y Navarra).

Pagar este gravamen, conocido popularmente como ‘numerito’, es indispensable para circular con el coche desde hace décadas en nuestro país. Se abona en función de la potencia fiscal del vehículo, en el caso de los turismos; de la cilindrada, en el de las motos, y del peso y número de asientos, en el caso de los camiones y autobuses, respectivamente. Y hay que pagarlo en el municipio en el que el vehículo tenga su dirección fiscal, que debe coincidir con la localidad en la que esté empadronado su titular.

La ley permite a los ayuntamientos incrementar las cuotas a pagar, de forma que, en algunas capitales de provincia españolas, se llega a doblar la tarifa mínima (esto ocurre en 12 de las 52 capitales). Y la norma también permite bonificar la cuota hasta el 75% en función del carburante y las características de los motores, e incluso exonenar del pago a los coches históricos y de más de 25 años. De este modo, se pueden crear grandes diferencias en el pago del impuesto de circulación por el mismo vehículo dependiendo del lugar en el que esté censado, lo que convierte a algunos pueblos y capitales de provincia en auténticos paraísos fiscales.