Con el objetivo de conmemorar los 50 años del Nissan GT-R, además de los 50 años de historia del centro de diseño italiano Italdesign, ambas compañías se pusieron a trabajar en el desarrollo de un extraordinario vehículo digno de llevar el nombre de ambas firmas. El resultado fue este sublime Nissan GT-R50, una maravilla de la ingeniería de la que apenas llegaron a fabricar 18 unidades. Una de las cuales ahora está buscando hogar. Pero si lo quieres vas a tener que rascarte el bolsillo.
Concretamente este Nissan GT-R50 que ahora mismo tienes ante tus ojos es la unidad número 11 que salió de las instalaciones del carrocero italiano Italdesign. Curiosa es su trayectoria, porque jamás llegó a las manos de un propietario. En su lugar estuvo debidamente estacionado en un lugar debidamente aclimatado en la propia factoría italiana hasta buscarle un hogar acorde. Y aunque no fue un encargo, se decidió acabar su carrocería en un color opcional llamado Liquid Silver Metallic, adornado además con detalles en Nismo Red. Combinación que nunca falla en esta maravilla.
Este Nissan GT-R50 jamás ha sido vendido
Equipado además con un alerón posterior activo, que era un extra en todos estos Nissan GT-R50, se habla de que este modelo en particular tenía una factura de compra de 1.050.000 euros antes de impuestos, lo que son unos 60.000 euros más que el precio original por la llegada de esos extras (25.000 euros costaba la pintura y 35.000 euros costaba el mencionado alerón). Factura que Italdesign jamás llegó a cobrar en ningún momento.
Pero aún así este sensacional Nissan GT-R50 ha rodado un total de 119 millas (192 kilómetros), lo que le permite estar tan fresco como cuando fue ensamblado. De ahí que prácticamente puedas llegar a estrenar uno de los vehículos más singulares que se han fabricado en los últimos tiempos. Previo paso por caja.
Los 18 nacieron de una versión Nismo debidamente potenciada
Como el resto de los Nissan GT-R50, esta maravilla está fabricada sobre la base de una versión Nismo de la época, aunque debidamente mejorada para la ocasión. De ahí que su corazón 3.8 V6 Biturbo fuera obsequiado con dos nuevos turbocompresores, intercoolers más grandes, nuevos inyectores, pistones mejorados, un escape rediseñado… Muchos de esos componentes provenían de las versiones GT3 de competición y le permitían a dicho bloque alcanzar un total de 720 CV de potencia y 780 Nm de par motor.
Para trasladar esas cifras al asfalto se apostaba por un cambio automático de doble embrague y por un sistema de tracción a las cuatro ruedas dotado de un sistema de diferenciales reforzados y mejorados para digerir ese extra de energía generada por el vitaminado motor de los Nissan GT-R50.
