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Mercedes Clase E Coupé. Escultura deportiva

El salto cualitativo dado por el nuevo Clase E Coupé es abismal. Toma como base la berlina y eso, automáticamente, le convierte en uno de los modelos más avanzados del momento. También tiene más 'presencia' por su mayor musculatura y por ser más grande. Ha crecido 12,3 centímetros de largo frente al anterior coupé, 7,4 de ancho y 3,2 de alto, además de aumentar el ancho de vías y la distancia entre ejes: 6,8 y 11,3 centímetros, respectivamente.

En su escultural silueta llama la atención la ausencia de un pilar B, que permite que las ventanillas traseras se puedan bajar. Y dos novedades más. Los pilotos traseros se encienden de manera secuencial al abrir o cerrar el vehículo, y juegan con la intensidad para recibirnos o despedirnos, como los faros delanteros.

Más práctico es el limpiaparabrisas inteligente Magic Vision Control. Consta de un brazo con eyectores que pulverizan el agua por ambos lados para una limpieza más efectiva. Además está calefactado para que el hielo y la nieve dejen de ser un problema.

El interior no sufre cambios significativos con respecto a la berlina delante. Detrás, las dos plazas son las grandes beneficiadas porque se han ganado 7,4 centímetros de espacio para las piernas, aunque la altura respecto al techo es la medida más 'delicada': mido 1,70 y rozo con la cabeza.

Bajo el capó contempla cuatro motores. En su estreno, a finales de mes, presenta un diésel de 194 CV y dos gasolina, con 245 y 333 CV. En septiembre llegará un nuevo diésel 3.0 V6 con 258 CV. Todos están asociados a la sofisticada transmisión automática 9G-Tronic de nueve relaciones, aunque las variantes de acceso incorporarán, más adelante, una caja manual de seis velocidades.

Dynamic Selec. Cinco modos de conducción

En su dotación de serie contempla el asistente Dynamic Selec, que permite elegir entre cinco modos de conducción, y una suspensión deportiva que rebaja la altura 15 milímetros respecto a la berlina. Ya en opción ofrece una segunda con regulación variable de los amortiguadores, y en lo más alto presenta un tren de rodaje neumático.

En nuestra toma de contacto comenzamos por el diésel de acceso. Su respuesta es buena desde bajo régimen, sube de vueltas de manera progresiva, sin vacíos de potencia, y quizás lo menos atractivo sea su rumorosidad.

Posteriormente nos pusimos al volante del E 400 4Matic, la única variante que presume de tracción total por ahora. El propulsor 3.0 V6 es el mismo que monta la versión AMG de la Clase E, pero la potencia se queda en 333 CV. Su sonido 'bronco' y el efecto 'punta tacón' al reducir en el modo Sport+ nos revelan que se trata de un modelo prestacional.

Corre mucho y corre bien, pero también permite realizar una conducción sosegada y semiautónoma, respetando los límites de velocidad, afrontando curvas no muy pronunciadas por sí mismo y hasta cambiando de carril el solito si activamos el intermitente y no viene nadie. Da 'vértigo', pero funciona. Eso sí, el Drive Pilot con asistencia a la conducción cuesta, como mínimo, 2.529 euros.

Lo dicho, deportividad, diseño e inteligencia a raudales en seguridad y conectividad para la versión más dinámica y pasional de la familia E.