El año 2024 será recordado en Madrid no solo por sus desafíos en movilidad urbana, sino también por un récord que ha generado debate: la recaudación más alta en la historia de la ciudad por multas de tráfico. El Ayuntamiento ingresó 378.183.040 euros en sanciones, superando ampliamente las cifras de años anteriores y provocando una reflexión sobre las políticas de movilidad y su impacto en los ciudadanos.
Este aumento en la recaudación no es casualidad, sino el resultado de una combinación de factores, incluyendo la expansión de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), la implementación de tecnología avanzada para la vigilancia del tráfico y una estrategia municipal que algunos consideran excesivamente recaudatoria. Mientras las autoridades defienden estas medidas como necesarias para mejorar la calidad del aire y la seguridad vial, muchos ciudadanos sienten que se ha convertido en una carga económica significativa.
2El papel de la tecnología en la vigilancia

La implementación de más de 400 cámaras de control ha sido clave para detectar infracciones en tiempo real. Estos dispositivos, distribuidos estratégicamente por toda la ciudad, permiten identificar automáticamente a los vehículos que incumplen las normativas de circulación, especialmente en las ZBE.
Gracias a esta tecnología, el número de denuncias alcanzó los 2.790.895 casos en 2024, lo que representa un incremento del 7,1% respecto al año anterior. Esta cifra se traduce en una media de más de un millón de euros diarios recaudados en multas, generando críticas sobre el uso de la tecnología con fines principalmente recaudatorios.