El año 2024 será recordado en Madrid no solo por sus desafíos en movilidad urbana, sino también por un récord que ha generado debate: la recaudación más alta en la historia de la ciudad por multas de tráfico. El Ayuntamiento ingresó 378.183.040 euros en sanciones, superando ampliamente las cifras de años anteriores y provocando una reflexión sobre las políticas de movilidad y su impacto en los ciudadanos.
Este aumento en la recaudación no es casualidad, sino el resultado de una combinación de factores, incluyendo la expansión de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), la implementación de tecnología avanzada para la vigilancia del tráfico y una estrategia municipal que algunos consideran excesivamente recaudatoria. Mientras las autoridades defienden estas medidas como necesarias para mejorar la calidad del aire y la seguridad vial, muchos ciudadanos sienten que se ha convertido en una carga económica significativa.
1La expansión de las zonas de bajas emisiones

Uno de los principales impulsores de este récord recaudatorio ha sido la expansión de las Zonas de Bajas Emisiones. En 2024, el Ayuntamiento extendió estas áreas a prácticamente todo el término municipal, lo que significa que los vehículos sin etiqueta ambiental tienen prohibido circular por gran parte de la ciudad.
Esta medida, orientada a reducir la contaminación, resultó en un aumento exponencial de las sanciones. Las multas por acceder sin autorización a las ZBE se dispararon un 1.331% respecto al año anterior, convirtiéndose en una fuente principal de ingresos para las arcas municipales.