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Así se límpia con hielo un coche de 20 millones de euros

El genial Gordon Murray seguro que no sabía a dónde llegaría la criatura más impresionante jamás creada en su dilatada carrera de ingeniero. Y es con el permiso de sus sensacionales GMA T.33 y GMA T.50, el icónico McLaren F1 es considerado la mejor obra de arte ideada por el ingeniero sudafricano.
Este exclusivo deportivo está alcanzando precios disparatados cada vez que cambian de manos y no es para menos que sus afortunados propietarios los cuiden como a uno más de su familia. Y muestra de ello es el trabajo de limpieza al que han sometido a este bello ejemplar.
El especialista Grand Prix Concours, Tim McNair, emplea con este McLaren F1 un proceso de limpieza llamado criogénico, donde el hielo seco se proyecta contra las piezas más sucias. McNair describe este proceso con hielo como ‘no invasivo’ y dice que funciona bien para las zonas más delicadas del vehículo.

Hielo seco para dejar inmaculado este McLaren F1

La limpieza con hielo seco la emplea en las llantas de este McLaren y también en el equipo de frenos. Pero también en diferentes zonas de su exterior. Porque luego Tim McNair se pasa al interior de este sensacional deportivo.
Hace especial hincapié en no rociar con limpiadores y de forma directa sobre interruptores, botones, diales… Para ello es mejor pulverizar los productos en toallas e microfibra y posteriormente usarla para quitar la suciedad. Y para ahondar en ella también apuesta por delicados cepillos, completando un trabajo exquisito y que deja a este McLaren F1 como recién salido de fábrica.
Precisamente este sensacional modelo de la firma de Woking es el ejemplar #14. Se trata de uno de los McLaren F1 más raros de los 106 fabricados, porque luce un kit aerodinámico instalado directamente en fábrica. Se sabe que los especialistas de RM Sotheby’s lo pusieron a la venta en el año 2018. Entonces se estaba pidiendo la escalofriante cifra de 22 millones de dólares (19.835.000 euros), pero finalmente la casa de subastas no dejó claro si acabó cambiando de manos por dicha cuantía.
Como para no limpiarlo con el mayor de los cuidados.