Afortunadamente a día de hoy prácticamente todos los coches que circulan por la calle tienen aire acondicionado o climatizador automático. Gracias a esto ya no circulamos con la ventanilla bajada habitualmente.
Salud de los ocupantes
Es uno de los problemas más importantes de todos.
Además del citado problema de oídos hay que hablar del polen. Los coches cuentan con sofisticados filtros para el polen que impiden que entre estas micropartículas al habitáculo. Desde el momento que bajas una ventanilla esta protección no sirve de nada. El problema además por la especial configuración del coche es que lo que entra tiene a quedarse y no salir. Por lo que si hay a bordo algún alérgico o asmático puede psar un muy mal rato a causa de un ataque de asma.
La contaminación también hace de las suyas, y entrará al interior junto con el polen sin que la veamos. Se trata de micropartículas que lo van a inundar todo. Estas mismas micropartículas van a depositarse en nuestros pulmones, y su efecto acumulativo es nefasto para la salud. Tal y como pasa con el humo que emiten los diésel.
De hecho esta es una de las principales causas por la que los coches diésel tienden a desaparecer de las calles por las prohibiciones gubernamentales en materia ecológica.
Debes asegurar que el aire que respiras está lo más limpio posible. Y esto solo lo logra con las ventanillas cerradas.
Ni que decir tiene de los olores que pueden entrar de fuera y que pueden impregnar la climatización. En este caso la única manera de eliminar los olores es con un caro tratamiento de ozono.
