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lunes, 2 junio 2025

Se llama “Zorro Plateado” y pudo haber cambiado la historia de Le Mans hace casi 60 años

Entre el 10 y el 11 de junio de 1967 se disputó la trigésima quinta edición de Las 24 Horas de Le Mans. Fue la época dorada de Ford, con Dan Gurney y AJ Foyt firmando la única victoria lograda hasta hoy por un equipo totalmente estadounidense en la prueba de resistencia más importante del mundo. Ferrari no pudo superar la segunda y tercera posiciones del podio en una trepidante prueba en la que por primera vez se superaba la barrera de los 5.000 km recorridos. Y es que en 1967 se batieron todos los récords de Le Mans: velocidad, distancia, vuelta rápida e incluso cilindrada.

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Nuestro protagonista de hoy no era, por supuesto, rival directo de los musculosos Ford GT40 Mk IV, que estrenaban sus motores V8 de 7,0 litros, pero su sola presencia en aquella carrera habría marcado un hito en la historia de Le Mans, al igual que lo hizo el estrambótico DeltaWing motorizado por Nissan en 2012. “Habría”, decíamos, porque la intención de su fabricante era precisamente inscribirlo en aquella carrera de 1967, pero finalmente no pudo ser.

Diseñado desde cero para competir en Le Mans

Bautizado por su forma como Bisiluro o (Bi-torpedo) pero más conocido como Silver Fox (Zorro Plateado), este atípico coche de carreras de líneas afiladas fue diseñado y fabricado por la Officine Stampaggi Industriali (OSI), un fabricante italiano artesanal hermanado con Ghia y conocido por producir pequeñas series de automóviles exclusivos para fabricantes de mayor volumen como Alfa Romeo, Innocenti y la propia Ford.

OSI Silver Fox Bisiluro para las 24 Horas de Le Mans 1967

A diferencia de los encargos habituales, este Bisiluro se diseñó desde cero por iniciativa de la propia OSI y se fabricó pensando exclusivamente en la competición en una época en la que aún era habitual que los automóviles de carreras fueran versiones más o menos alteradas de los deportivos de calle.

En OSI sabían que no podían competir con el músculo y los presupuestos de Ferrari y, sobre todo, Ford, así que decidieron apostar por la aerodinámica y la ligereza para lograr un vehículo de elevada velocidad punta y bajo consumo; un auténtico corredor de fondo, que es lo que debería funcionar en una carrera de resistencia.

En OSI llevaron esta idea hasta el extremo, diseñando prácticamente un catamarán sobre ruedas; es decir: dos cascos muy afilados unidos por su sección central con una triple ala que convirtiera el flujo turbulento en flujo laminar. Como el motor era, además, extremadamente pequeño, las necesidades de admisión y refrigeración quedaban reducidas a la mínima expresión, permitiendo perfilar aún más la carrocería.

250 km/h eran poco para Le Mans… incluso en 1967

Quizá el mayor problema del Silver Fox fue llevar el concepto tan al extremo. Y es que el motor (que iba montado en un lateral del vehículo para compensar el peso del piloto, que se situaba en el lado opuesto) era el modesto aunque rabioso Renault Cléon-Fonte del Alpine A110, con cuatro cilindros y apenas un litro de cilindrada.

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le mans osi silver fox bisiluro 2 Motor16

Así que con los apenas 55 CV que lograba aquel motor Renault afinado en Dieppe, poco podría haber hecho este Zorro Plateado frente a los más de 400 CV que entregaban los V8 americanos de los musculosos Ford GT 40 Mk IV.

No obstante, el OSI Bisiluro era capaz de desarrollar nada menos que 250 km/h, una velocidad punta impresionante para la escasa potencia disponible, pero ridícula en comparación con los 343 km/h que registró en aquella edición de Le Mans el GT 40 Mk IV pilotado por el belga Lucien Bianchi y el estadounidense Mario Andretti. 

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Todo listo para debutar en Le Mans y para entrar en la historia

Así que estamos en 1967. Tenemos un revolucionario prototipo de competición preparado para competir en Le Mans con la intención (algo ingenua) de convertirse en el David dispuesto a derrotar a Goliat que todos deseamos ver como espectadores de cualquier evento deportivo. Sobre el papel todo apunta a derrota, pero mirando el vanguardista diseño de doble casco unido por tres gigantescas alas con parabrisas tendido y ruedas traseras carenadas, uno siempre tiende a pensar “por qué no”. 

OSI Silver Fox Bisiluro para las 24 Horas de Le Mans 1967

Desafortunadamente para OSI, el proyecto no logró el necesario respaldo económico para debutar en aquella mítica edición de las 24 Horas de Le Mans, y de hecho la turinesa Officine Stampaggi Industriali cerró sus puertas definitivamente en diciembre de 1968.

Pero la buena noticia es que el único ejemplar que se fabricó de este Zorro Plateado ha conseguido llegar hasta nuestros días y poder mostrarse en un buen estado de conservación en eventos como el Concorso d’Eleganza Villa d’Este, donde ha podido reclamar su instante de gloria junto a automóviles tan mediáticos como el one off BMW Speedtop o el Ferrari 166 Spyder Corsa de 1948 subastado por Broad Arrow por un valor de 7,54 millones de euros.

Y es que, en el fondo, quizá lo mejor que pudo pasarle a este OSI Bisiluro de plateados lomos metálicos es precisamente no haber tomado la salida en aquellas 24 Horas de Le Mans de 1967. Quizá lo mejor que pudo pasarle es no haberse averiado prematuramente por falta de desarrollo, no haberse accidentado por tratarse (quizá) de un modelo inconducible o simplemente no haberse podido clasificar por no alcanzar el 85 % de la velocidad media del coche más rápido, tal y como exigía por aquel entonces el reglamento de las 24 Horas de Le Mans.

Quizá lo mejor que pudo pasarle es no haberse convertido en el DeltaWing de los años 60 y no sólo conservarse intacto, sino mantener su capacidad de hacernos preguntarnos con una pretendida ingenuidad si este humilde David no hubiera sido capaz de derrotar a los poderosos Goliats Ford GT40 Mk IV que cambiaron para siempre la historia de Le Mans.

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