En una época en la que los precios de la gasolina y el diésel ya no pueden ser calificados como «baratos», existe una advertencia aún más preocupante por parte de expertos de la industria energética. Afirman que los precios actuales podrían ser vistos en retrospectiva como extremadamente bajos en comparación con lo que depara el futuro.
Esta perspectiva sombría asusta, molesta y nos pone la piel de gallina… pero a fin de cuentas hay que decir que se basa en la idea de que la demanda de combustibles fósiles está llegando a su punto máximo y está destinada a disminuir drásticamente a lo largo de los próximos años.
3El desafío del aumento de precios según expertos

Si bien la transición hacia fuentes de energía más limpias y vehículos eléctricos es esencial para combatir el cambio climático y reducir la dependencia de los combustibles fósiles, plantea un desafío importante: el aumento de precios de la gasolina y el diésel. A medida que la demanda de estos combustibles disminuye, es probable que las empresas petroleras y gasistas busquen mantener sus márgenes de beneficio elevando los precios.
Este aumento en los precios puede tener un impacto significativo en los consumidores y en la economía en general. Los conductores podrían enfrentar costes más altos para llenar el tanque de sus vehículos, lo que afectaría su presupuesto y su capacidad de gasto. Además, muchas industrias dependen del transporte por carretera y, por lo tanto, verían aumentar sus costos operativos, lo que podría llevar a aumentos en los precios de productos y servicios.