A menudo, los conductores prestamos especial atención a los neumáticos o al cambio de aceite y, sin embargo, olvidamos uno de los elementos más importantes del vehículo. Los frenos son el gran guardián silencioso de nuestra seguridad. Pero, con frecuencia, solo nos acordamos de ellos cuando ya muestran síntomas de desgaste. Grave error.
Según el informe ‘Elige calidad, elige confianza’ (ECEC), alrededor del 20% de los coches que circulan en España presenta algún tipo de deficiencia en su sistema de frenado. Dos de cada diez vehículos no están en condiciones de detenerse de forma segura. Una cifra preocupante, si tenemos en cuenta que un fallo en los frenos puede ser el origen de un accidente con trágicas consecuencias.
3Distancias de frenado más largas

Otro síntoma clave de problemas en los frenos es que tu coche necesita más espacio para detenerse. Si antes bastaba con unos metros y ahora parece que el vehículo tarda demasiado en frenar, es una señal clara de que algo falla. Normalmente, el origen está en unas pastillas de freno muy gastadas o cristalizadas que han perdido capacidad de fricción.
El problema puede pasar desapercibido en la conducción urbana, a baja velocidad. Pero en carretera, una diferencia de apenas un par de metros puede ser decisiva para evitar un accidente. Revisa periódicamente el estado de las pastillas y no apures hasta el límite; porque, además de poner en riesgo tu seguridad, un desgaste excesivo puede dañar los discos y encarecer la reparación.