El caso de Andreas Flaten, un exgerente de un taller en Georgia, Estados Unidos, ha generado indignación y ha llamado la atención sobre las prácticas salariales desleales y las represalias laborales. Hace dos años, Flaten decidió dejar su puesto, lo cual no fue bien recibido por su jefe.
Como forma de castigo, el empleador decidió entregarle su finiquito de una manera grotesca y humillante. Esta acción provocó una serie de consecuencias legales para el taller y su propietario.
Una ‘venganza’ que va a costarle al empresario casi 80.000 dólares
El acto de venganza por parte del empresario consistió en dejar en la puerta de la casa de Flaten más de 91.000 monedas cubiertas de aceite de motor, junto con un sobre que contenía el talón de pago y una ofensiva frase. Estas monedas de poco valor equivalían a tan solo 915 dólares, una cantidad considerablemente menor a lo que Flaten tenía derecho a recibir, ya que no se incluían los atrasos ni las horas extras adeudadas.
Flaten no tardó en denunciar esta acción, ya que se percató de la omisión de pagos que debía recibir. Además del perjuicio causado por el incidente, el ex empleado descubrió que su antiguo empleador había difamado su reputación en el sitio web de la empresa. Sorprendentemente, esta situación no era única, ya que otros ocho ex compañeros también tenían problemas para cobrar sus horas extraordinarias.
