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La etiqueta ECO de la DGT y sus grandes ‘injusticias’

La electrificación nos está cambiando la vida y nos arrastra hacia un escenario complicado para muchos conductores. Los coches eléctricos son caros y no todo el mundo tiene posibilidad de instalar un punto de carga en casa. Nos queda la opción de comprar un vehículo con etiqueta ECO, una alternativa más accesible por precio y uso. Sin embargo, la etiqueta ECO no goza de una reputación demasiado ‘honrada’ en algunos casos. Veamos la razón.

Beneficios de la etiqueta ECO

A la hora de comprar un coche son evidentes los beneficios de llevar en el parabrisas el sello medioambiental ECO. Este distintivo, como el resto (C, B y 0 emisiones) los otorga la DGT en función de las emisiones contaminantes, o al menos eso es lo que parece o pretende, como comprobaremos más tarde.

ZBE

De este modo con la etiqueta ECO estamos exentos de pagar el impuesto de matriculación del coche y nos podemos beneficiar de descuentos de hasta el 75 por ciento en el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica. Además, en el día a día podemos acceder sin restricciones a las cada vez más numerosas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), estacionar con suculentos descuentos en la Zona SER y ‘saltarnos’ los protocolos extraordinarios anticontaminación, excepto el más severo, con el escenario 5 como fondo.