¿Las multas de la DGT son para recaudar o para mejorar la seguridad de los conductores españoles? Seguro que en alguna ocasión has debatido sobre esta cuestión con familiares y amigos. La Dirección General de Tráfico tiene una enorme red de radares que abarca 780 radares fijos, 1.325 móviles y 92 de tramo repartidos de manera uniforme por todo el país. Gracias a estos sistemas y a la actuación de los agentes, se sancionan muchas de las imprudencias que se pueden ver en carretera.
El último año la DGT batió record de recaudación ingresando más de 400 millones en multas de tráfico, la cifra más alta de los últimos siete años. Estos números despiertan recelos en más de un ciudadano, que se pregunta a dónde va a parar toda esa recaudación.
¿A dónde va la recaudación de la multas?
A parte de ser una medida disuasoria necesaria para que la mayoría de los conductores respeten las normas, ese dinero recaudado debería redundar en la seguidad de los ciudadanos. Según la Ley de Tráfico, el importe de estas multas se destina íntegramente a la financiación de servicios y actuaciones en materia de seguridad vial, prevención de accidentes de tráfico y ayuda a las víctimas.
Si se trata de prevenir accidentes, entendemos que una buena parte de esos 400 millones de euros que recaen, a través de la DGT, en las arcas del Estado, deberían ir destinados, por definición, al mantenimiento de las carreteras, pues un mal estado de las vías es fatal para la seguridad.
Estas elevadas cifras de recaudación contrastan con el mal estado de la red de carreteras nacional o con la implantación en un futuro de las autovías de pago, que se impondrán a los españoles bajo la excusa de que no hay dinero suficiente para el mantenimiento de carreteras. Una paradoja que no hace sino alimentar el dilema del inicio del artículo: ¿multas por seguridad o para recaudar?
