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Conducimos el Range Rover Evoque PHEV. Como la seda

Está claro que el futuro es el coche eléctrico; pero el camino pasa claramente, en el presente, por la tecnología híbrida enchufable. Porque este tipo de propulsión que combina motor de combustión con motor eléctrico da como resultado lo mejor de dos mundos: la máxima autonomía gracias a su motor de gasolina y las mínimas emisiones (0 para ser más exactos) gracias a su motor eléctrico. Y cuando ambos se unen y se combinan, el resultado es el mejor rendimiento.

A todo ello hay que unir el máximo refinamiento de conducción unido a las máximas capacidades pese a ser el Land Rover más enfocado a la carretera. Por supuesto el refinamiento incluye los acabados de lujo como es norma en todo Range Rover que se precie y unos equipamientos dignos de un modelo premium.

Pero todo eso ya es conocido y no deja de ser una característica clásica de todo Range Rover Evoque. Lo que hace diferente a este Evoque P300e es la tecnología que se encuentra bajo el capó. El SUV de entrada a la gama está basado en la nueva arquitectura transversal Premium de Land Rover, que tiene como objetivo conseguir el máximo nivel de electrificación, pero sin perder la capacidad todoterreno clásica de Land Rover.

309 caballos y 4×4

El conjunto propulsor es común con el Land Rover Discovery Sport PHEV y está formado por un motor tricilíndrico 1.5 de la familia Ingenium que desarrolla 200 caballos de potencia. Junto a él, en el eje trasero se suma un motor eléctrico de 109 CV que funciona gracias a la batería de iones de litio de 15 kWh que va alojada bajo el los asientos traseros. Con esta disposición nos encontramos ante un auténtico 4×4. Y para trabajar de la manera más conjuntada los dos motores cuenta con un cambio automático de ocho velocidades suave y refinado.

Son en total 309 caballos cuando los dos motores trabajan en común, que hacen que el Evoque sea un modelo de máxima agilidad. Pero por el lado de la eficiencia no hay duda de que estamos ante el Land Rover más frugal de la historia, pues sus 2 l/100 km homologados, los 44 g/km de C02 que emite no tienen parangón en ningún otro modelo de la gama. Tampoco lo tienen los 55 kilómetros de autonomía eléctrica que le permiten ser una versión ideal para el día a día en el tráfico urbano, con 0 emisiones y una suavidad sobresaliente.

Ese es otro de los puntos clave del nuevo Evoque: la suavidad y el refinamiento. Lo descubrimos en un recorrido entre Lérida y Andorra, en el que el Evoque nos regala puro confort durante el viaje. En un ambiente interior de máximo refinamiento, con unos materiales de primera y unos acabados sobresalientes, recorremos los más 150 kilómetros. Nos sorprende en marcha la finura del motor de tres cilindros -sin una vibración de más ni nada que delate su construcción-, también el cambio -suave, rápido y preciso- y la dirección, con una dureza perfecta que nos permite trazar curvas a buen ritmo en algunas zonas del recorrido.

Tres modos de conducción

Las suspensiones son perfectas para que todos los ocupantes disfruten confortablemente del trayecto y para que el conductor sienta con seguridad cómo se transmiten los 309 caballos al suelo gracias a la tracción total.

Contamos con tres modos de conducción con los que ajustar el rendimiento del coche al escenario o las exigencias de cada momento. En el modo Hybrid es el sistema el que elige en cada momento cómo combina la potencia de los motores. Si optamos por el modo EV circularemos en modo totalmente eléctrico -y ahí la suavidad solo se puede definir como suprema- y en el modo SAVE se da prioridad a guardar la carga de la batería y a circular con el motor de combustión como fuente de energía principal.

Será el híbrido donde más provecho saquemos a esos 309 caballos, pues es cuando los dos propulsores suman sus fuerzas. Y entonces, los adelantamientos son fulgurantes con solo hundir el pie en el acelerador -lástima que nuestra unidad no disponía de levas en el volante que le hubieran otorgado un comportamiento más deportivo- tal como hacemos unos cuantos durante el trayecto. Y cuando entras en núcleos urbanos y decides poner el modo EV, de repente el Evoque se convierte en una alfombra mágica que va como la seda.

El nuevo Evoque sigue, por tanto, sumando encantos a su gama. Además de su estilo, su distinción y su lujo, ahora pone en liza una eficiencia como nunca se había visto. Claro que para alcanzarlo hay que pagar un precio que no es precisamente barato, pues parte de los 52.800 euros y puede situarse por encima de los 74.000. Un precio elevado, sí. Pero ya se sabe que la seda es cara.