La movilidad está cambiando a un ritmo frenético, y el coche eléctrico ya no es una rareza reservada a los más pioneros, sino una alternativa real para miles de conductores en España. Sin embargo, dar el salto a lo eléctrico plantea todavía muchas dudas: el precio de adquisición, la autonomía, la red de carga o incluso el temor a que la tecnología se quede obsoleta en pocos años. En este escenario, cada vez más personas buscan fórmulas de acceso que les permitan conducir un eléctrico sin hipotecar su bolsillo ni asumir riesgos innecesarios.
Una de esas soluciones, que está ganando terreno de forma imparable, es el renting flexible. Esta modalidad, que combina todas las ventajas de tener un coche nuevo con la tranquilidad de no comprometerse a largo plazo, se ha convertido en la puerta de entrada ideal para quienes quieren probar un coche eléctrico. Según un reciente estudio de Northgate, uno de cada cuatro conductores interesados en adquirir un eléctrico lo haría precisamente a través del renting flexible.
5Una flota siempre actualizada y menos contaminante

Uno de los puntos fuertes del renting flexible es que las flotas se renuevan constantemente. Esto significa que, al contratar un eléctrico por esta vía, el conductor accede siempre a vehículos modernos, con las últimas prestaciones de seguridad y eficiencia. Según la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER), el parque de coches de renting electrificados en España ya supera las 100.000 unidades, lo que lo convierte en un actor clave en la transición hacia la movilidad limpia.
Además, al apostar por flotas continuamente actualizadas, se reduce el impacto ambiental global: menos coches antiguos en circulación, menos emisiones y un parque automovilístico cada vez más eficiente. Para las empresas, este aspecto resulta crucial de cara a cumplir con objetivos de responsabilidad social y sostenibilidad.