La movilidad está cambiando a un ritmo frenético, y el coche eléctrico ya no es una rareza reservada a los más pioneros, sino una alternativa real para miles de conductores en España. Sin embargo, dar el salto a lo eléctrico plantea todavía muchas dudas: el precio de adquisición, la autonomía, la red de carga o incluso el temor a que la tecnología se quede obsoleta en pocos años. En este escenario, cada vez más personas buscan fórmulas de acceso que les permitan conducir un eléctrico sin hipotecar su bolsillo ni asumir riesgos innecesarios.
Una de esas soluciones, que está ganando terreno de forma imparable, es el renting flexible. Esta modalidad, que combina todas las ventajas de tener un coche nuevo con la tranquilidad de no comprometerse a largo plazo, se ha convertido en la puerta de entrada ideal para quienes quieren probar un coche eléctrico. Según un reciente estudio de Northgate, uno de cada cuatro conductores interesados en adquirir un eléctrico lo haría precisamente a través del renting flexible.
1Renting flexible: la llave de acceso al coche eléctrico

El renting flexible no es un simple alquiler de coches, ni tampoco un contrato cerrado como el renting tradicional. Su gran baza es la flexibilidad total: puedes disponer de un vehículo por meses, sin permanencia, y devolverlo o cambiarlo cuando lo necesites. Esto significa que un conductor que aún no está convencido del todo sobre el coche eléctrico puede probarlo durante unos meses y valorar si encaja con sus hábitos de movilidad, sin el miedo a quedarse atrapado en un contrato de años.
Además, con esta modalidad se eliminan dos de las principales barreras de acceso al eléctrico: el desembolso inicial elevado y los gastos ocultos de mantenimiento. En el caso de Northgate, por ejemplo, la cuota fija incluye revisiones, seguro, asistencia en carretera 24 horas y hasta vehículo de sustitución. Esto permite calcular con precisión el gasto mensual y evitar sorpresas, algo especialmente atractivo para particulares, autónomos y empresas.