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domingo, 19 octubre 2025

La única forma de superar los badenes y los guardias tumbados sin que se te parta el coche: Palabra de mecánico

Los badenes se han convertido en inevitables compañeros de viaje. Están por todas partes, estratégicamente colocados para que reduzcamos la velocidad y así proteger a los usuarios de la vía. En teoría, cumplen su función de forma impecable. Pero en la práctica, más de un conductor ha sentido su coche crujir o dar un golpe seco al pasarlos. Y eso no es precisamente buena señal.

Y es que, aunque parezcan inofensivos, los badenes pueden acortar la vida útil de la suspensión, dañar los amortiguadores e incluso afectar al motor y la carrocería si se superan de forma incorrecta. Pero no todo está perdido: quienes más saben de ello te dan la receta infalible para atravesarlos sin que tu coche acabe pidiendo auxilio en el taller.

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¿Por qué sufre la suspensión con los badenes?

Bajos del coche
Fuente: Freepik

Al hablar de badenes, la suspensión es la gran heroína silenciosa. Amortiguadores, brazos y muelles trabajan en conjunto para absorber el impacto y mantener el control del coche. El problema es cuando ese trabajo se multiplica por una conducción brusca. Al entrar muy rápido en un badén, la compresión es extrema y las piezas hacen un sobreesfuerzo que, a largo plazo, las termina desgastando prematuramente.

Si, además, el badén no está bien construido —más habitual de lo que imaginamos—, el riesgo aumenta: los bajos del coche pueden golpear contra el asfalto y causar desperfectos en piezas costosas, como el cárter o el escape. Incluso los badenes homologados, que por sus medidas no deberían dañar los vehículos, pueden provocar averías si el conductor no modera la velocidad.

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