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Audi R18 e-tron. Cara a cara con el Eurofighter

André Lotterer y Geri Krähenbühl comparten la pasión por la velocidad, aunque cada uno de ellos en un medio diferente. Ambos son capaces de aguantar fortísimas aceleraciones y elevadas fuerzas G cuando pilotan sus máquinas. El primero de ellos, es miembro del equipo Audi en el Campeonato del Mundo de Resistencia y en las 24 Horas de Le Mans y el segundo trabaja como piloto de pruebas del Eurofighter Typhoon.

Los dos se han reunido para conocer la 'oficina' del otro, para descubrir la imponente máquina que pilota. Y para descubrir las semejanzas y las diferencias entre estos dos aparatos capaces de desplazarse en su medio a la máxima velocidad posible.

Un bólido a 5 metros de altura

Lotterer, 33 años y con un palmarés que acumula un título mundial de resistencia y tres victorias en las 24 Horas de Le Mans, se siente extraño sentado en el cockpit de ese imponente jet de combate. Acostumbrado a conducir a escasos centímetros del suelo, le resulta peculiar instalarse frente a los mandos del avión a una altura de alrededor de cinco metros. También hay una gran diferencia entre la infinidad de mandos, controles y pantallas que rodean al piloto en la cabina del aeroplano y la aparente simplicidad del coche de resistencia, donde prácticamente toda la información se concentra en el volante. Para Krähenbühl la sorpresa llega al introducirse en el pequeño interior del Audi, donde le llama la atención la poca visibilidad que hay: «¡Es como ir dentro de un tanque!» afirma.

También comparan sus cascos y sus trajes. Lotterer cuenta con un casco fabricado con materiales ligeros y muy resistentes, cuya principal misión es proteger la cabeza en caso de accidente. Para un piloto de avión, sin embargo, el casco cuenta con un pantalla donde se proyectan informaciones importantes del vuelo: altitud, velocidad o ritmo de ascenso.

Y si nos fijamos en los trajes, también vemos similitudes y diferencias. Por ejemplo, los pantalones del aviador van conectados al sistema de presurización de la cabina, que insufla aire a presión para que la sangre llegue bien a la cabeza en los momentos en los que soportan fuerzas que pueden llegar hasta nueve veces la fuerza de la gravedad. De no ser así podrían perder la consciencia ante la falta de oxígeno en el cerebro.

Motor16

El mono de un piloto de automovilismo, por su parte, debe ofrecer dos aspectos clave: movilidad y resistencia al fuego. Por eso están hechos de varias capas ignífugas que tardan unos cuantos segundos en quemarse, dando margen a que bien el propio sistema de extinción del coche o la ayuda de los extintores de los comisarios de pista sean suficientes en la mayoría de los casos para evitar lesiones graves.

Control total, un trabajo en equipo

Y el control exhaustivo en cada momento es otro de los puntos en común entre ambos 'mundos' gracias a la telemetría. Tanto el Eurofighter como el Audi R18 están permanentemente conectados con la base y, desde allí, los ingenieros ven en tiempo real el funcionamiento de un sinfín de parámetros que les ponen sobre aviso de lo que puede ocurrir instantes después. 

Gracias a ese control y a esa ayuda externa a través de avances informáticos el Eurofighter Typhoon puede volar con un solo piloto a diferencia de aviones anteriores que requerían repartir el trabajo entre dos.

Y del mismo modo, la gran efectividad del Audi R18 e-tron se debe a la ayuda exterior que recibe el piloto, pues es todo el equipo el que está pendiente de controlar la eficiencia del coche en cada momento, el consumo o la recuperación de energia, de manera que con esta monitorización permanente sobre el funcionamiento del vehículo puedan ofrecer al piloto instrucciones precisas para extraer su máximo potencial. «Hoy más que nunca se hace un verdadero trabajo de equipo. Sin una coordinación óptima los resultados no llegarían», sentencia Lotterer.