comscore

5 artilugios que prometen ahorrar gasolina y que no valen para nada

En la actual era de la concienciación medioambiental y la búsqueda de la eficiencia energética, no es de extrañar que un vasto número de dispositivos que prometen ahorrar combustible llenen estantes y páginas web. Vehículos más eficientes y ecológicos, ese es el objetivo, y muchos consumidores se lanzan a la caza del producto milagro que reducirá su gasto en gasolina.

Sin embargo, entre más opciones hay, más difícil es distinguir entre lo que realmente funciona y lo que no es más que una estratagema de marketing. Hoy desvelamos la verdad sobre cinco de estos artilugios, que a pesar de sus atractivas promesas, pueden resultar ser poco más que humo.

CUESTIÓN DE MAGNETISMO: ¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!

CUESTIÓN DE MAGNETISMO: ¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!

En los rincones más profundos del mercado automovilístico encontramos los famosos imanes que se colocan en la línea de combustible, alegando que pueden alinear las moléculas de combustible para una combustión más eficiente. Pese a que el poder del magnetismo es indiscutible en muchas aplicaciones científicas, cuando se trata de ahorrar gasolina, estudios han revelado que estos imanes no ejercen una influencia real en el rendimiento del vehículo ni en su consumo de combustible.

La presencia de estos productos ha sido una constante durante años, incluso apelando a la física cuántica para respaldar sus pretensiones. No obstante, las pruebas realizadas por organizaciones de consumidores y entidades independientes muestran que no hay mejoras apreciables tras su uso. Además, la ciencia detrás de cómo los imanes afectarían positivamente a la gasolina carece de fundamento lógico y experimental.

Los fabricantes de estos productos a menudo proporcionan testimonios y pequeños estudios con resultados favorecedores. Sin embargo, una mirada crítica y el análisis de resultados bajo condiciones controladas hacen evidente que la mejora en la eficiencia del combustible por el uso de imanes es prácticamente inexistente y, en ocasiones, los estudios tienen deficiencias metodológicas significativas.

CHIPS DE POTENCIA Y GASOLINA: LA ILUSIÓN DE LA TECNOLOGÍA

Ahora bien, adentrémonos en el mundo de los chips de potencia y módulos de ajuste. Estos pequeños dispositivos se conectan al sistema electrónico del vehículo y, se supone, optimizan la gestión del motor para mejorar la eficiencia del combustible. Sin embargo, el panorama es un tanto más complicado. En muchos casos, estos chips sólo modifican los parámetros del motor de manera que pueden mejorar la potencia o el par, pero no necesariamente reducen el consumo de combustible.

De hecho, algunos de estos productos pueden llevar a un aumento en el consumo debido a la búsqueda de mayor rendimiento. La modificación de los ajustes de fábrica del motor sin el conocimiento necesario puede resultar en un funcionamiento ineficiente y potencialmente dañino para el motor a largo plazo. Por ende, la promesa de ahorro de gasolina mediante chips de potencia debe ser vista con escepticismo.

Por otro lado, un aspecto preocupante es que algunos de estos dispositivos pueden invalidar la garantía del vehículo o incluso causar daños que no serán cubiertos por esta. Además, en ciertas jurisdicciones, la alteración del software del motor puede no ser legal, poniendo en riesgo no sólo el ahorro prometido sino también la legalidad de su uso.

ADIÓS A LAS PASTILLAS MILAGROSA

ADIÓS A LAS PASTILLAS MILAGROSA

Una variedad de píldoras, cápsulas y aditivos para el tanque de combustible cuentan cuentos de reducción de consumo y emisiones mejoradas. Estos productos se mezclan con el combustible y supuestamente limpian y lubrican el motor mientras mejoran la eficiencia. Si bien hay aditivos legítimos recomendados por fabricantes de automóviles, muchos de los que se venden independientemente no tienen base científica sólida en sus reclamaciones.

Los aditivos legítimos que se encuentran en el mercado suelen estar formulados tras rigurosos estudios y pruebas, para asegurar que realmente ofrecen mejoras en el rendimiento y protegen el motor. En contraposición, los aditivos de dudosa procedencia frecuentemente utilizan estrategias de mercadeo agresivas sin proporcionar pruebas convincentes de su efectividad.

La eficacia de estos productos puede variar enormemente, y en algunos casos, su uso puede ser más nocivo que beneficiario, causando obstrucciones y daño a largo plazo en el motor. Los consumidores deberían estar atentos y buscar validaciones independientes de las afirmaciones de ahorro de combustible de estos aditivos antes de decidirse a incorporarlos en su rutina de mantenimiento vehicular.

La eficiencia energética se ha convertido en el mantra de la industria automotriz en los últimos años. Sin embargo, más allá de la evolución tecnológica de los automóviles y las políticas gubernamentales, existe un mercado paralelo: los artículos para el «tuneo» económico. Se comercializan como la panacea que solucionará todos nuestros problemas de consumo, pero muchos de ellos no están avalados por pruebas rigurosas. La realidad es que, hasta la fecha, la tecnología más eficiente y fiable para reducir el consumo de combustible sigue estando en manos de las grandes marcas y sus equipos de I+D, que invierten millonarios presupuestos en el desarrollo de motores más eficientes y vehículos híbridos y eléctricos.

LA INSPECCIÓN TÉCNICA DE VEHÍCULOS: UN FILTRO NECESARIO

La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) en España no sólo nos ayuda a verificar la seguridad y emisiones de nuestro coche, sino que también sirve como un filtro contra dispositivos fraudulentos. Muchos de estos productos que prometen ahorrar combustible pudieran no pasar la rigurosa inspección de la ITV, debido a que modificaciones no reglamentarias en el sistema de alimentación de combustible o en la gestión electrónica del motor podrían ser detectadas durante la revisión. El resultado es un desembolso económico sin retorno alguno, ya que los dispositivos deberán ser retirados del vehículo para cumplir con la normativa vigente.

Conducir un vehículo que pasa regularmente por la ITV garantiza que se mantenga dentro de los márgenes de contaminación permitidos y que el sistema de combustión funcione de manera óptima. Esta es una de las maneras más efectivas de mantener el consumo de gasolina a raya, y una variable que los dispositivos milagro no pueden controlar. Por ello, la confianza en las revisiones técnicas y el mantenimiento periódico resultan ser más beneficiosos a largo plazo que la adquisición de cualquier gadget de dudosa procedencia.

EL MANTENIMIENTO, NO HAY MAGIA SINO CIENCIA

EL MANTENIMIENTO, NO HAY MAGIA SINO CIENCIA

La ciencia es clara en esto: un mantenimiento adecuado es la clave para mantener el consumo de combustible al mínimo. Los parámetros fundamentales que afectan la eficiencia del combustible son el estado de las ruedas y neumáticos, la alineación correcta de los mismos, el cambio regular de aceite y filtros, y el funcionamiento eficiente de la inyección de combustible. Ningún dispositivo puede reemplazar los beneficios que aporta el estar al día con las especificaciones que cada fabricante recomienda para sus vehículos.

Por ejemplo, la presión inadecuada de los neumáticos puede aumentar el consumo de combustible en hasta un 3%. Asimismo, la acumulación de residuos en inyectores o bujías puede impedir la óptima combustión de la gasolina, lo cual se traduce también en un incremento del consumo. Por tanto, la siempre necesaria revisión y sustitución de dichos componentes es fundamental para que el motor trabaje de manera óptima, y no hay aditivo mágico que pueda sustituir esta práctica.

EDUCACIÓN DEL CONDUCTOR: EL ESLABÓN OLVIDADO

Finalmente, pero no menos importante, es el factor humano: la educación del conductor. Una conducción eficiente es capaz de reducir el consumo de combustible en una cantidad considerable. El uso adecuado del acelerador, evitar las frenadas bruscas, mantener una velocidad constante y adecuar la marcha al régimen del motor son prácticas que, combinadas, pueden tener un impacto significativo en el ahorro de combustible.

Organismos como la Dirección General de Tráfico (DGT) a menudo realizan campañas educativas enfocadas en una conducción más segura y eficiente. El conocimiento y la implantación de estas prácticas son una muestra clara de que, a menudo, la solución no es añadir un dispositivo al coche, sino mejorar las habilidades de quien está al volante. Además, no podemos ignorar el hecho de que la mejora en la eficiencia energética también pasa por una renovación de la flota de vehículos, donde las propuestas de la DGT y la Guardia Civil de tráfico pueden jugar un papel esencial.

En definitiva, si bien es cierto que la atracción hacia lo novedoso y lo aparentemente revolucionario es comprensible, la realidad automovilística nos demuestra constantemente que no hay atajos para la eficiencia energética y el ahorro de combustible. Los propietarios de vehículos deben poner su confianza en la ciencia y en las prácticas comprobadas a la hora de buscar eficiencia. En un mundo donde la sostenibilidad es cada vez más prioridad, el compromiso real con el ahorro energético y la responsabilidad ambiental está en las buenas prácticas, en el mantenimiento riguroso y en la toma de decisiones informadas.