Cuando viajas con niños, es muy habitual encontrarte con que, apenas diez minutos después de arrancar el coche para salir, escuchas la temida pregunta de si falta mucho para llegar. En ese momento, los nervios empiezan a florecer y el viaje, que debería ser un momento de felicidad en familia, amenaza con convertirse en un pequeño caos sobre ruedas.
Rafa lleva casi media vida enseñando a futuros conductores, y sabe que el secreto para que un viaje largo no se convierta en una pesadilla no reside solo en la paciencia, sino en una estrategia que combina la seguridad con un ingrediente secreto que muy pocos padres aplican antes de salir.
La seguridad empieza antes de abrochar el cinturón
Para que puedas disfrutar del paisaje y de la conducción, lo primero que debes entender es que la tranquilidad mental viene de saber que el coche está en perfecto estado. No puedes pretender que los niños mantengan la calma si tú estás pendiente de un ruido extraño en el motor o de si los frenos van a responder bien en una bajada. Antes de cualquier trayecto largo, toma el tiempo necesario para hacer una inspección visual por tu tranquilidad al volante.
Revisa bien la presión de los neumáticos. Un coche cargado con maletas y niños no se comporta igual que cuando vas solo al trabajo. Asegúrate de que los frenos funcionan con precisión y no olvides comprobar todas las luces del vehículo. Son detalles que parecen pequeños, pero que marcan la diferencia entre un susto y un viaje placentero. Si ves que algo no cuadra, lo mejor es que acudas a tu taller de confianza.
No olvides mirar los niveles de aceite, el líquido refrigerante y el líquido de frenos. Es una tarea que te llevará apenas unos minutos pero que te ahorrará muchísimos problemas potenciales.
El refugio de los niños en el habitáculo
Cuando hablamos de llevar a los niños, la seguridad pasiva es tu mejor aliada. Las sillas de seguridad no son un accesorio opcional, sino elementos de protección que deben estar instalados de forma correcta. Una silla que se mueve un poco o que no está bien anclada pierde su eficacia en caso de frenazo brusco.
Además, el lugar donde se sientan es vital. El asiento trasero es la zona más segura del coche, y siempre debes colocar a los pequeños allí. Los niños menores de doce años no deben viajar en el asiento delantero. El riesgo que suponen los airbags frontales para un cuerpo que todavía no ha terminado de desarrollarse es demasiado alto. Por eso, mantén la zona trasera como su zona de confort y seguridad. También es fundamental que les expliques, con palabras sencillas, por qué es tan importante que nunca se desabrochen el cinturón de seguridad. Si entienden que ese clic es el que les mantiene a salvo, será mucho más fácil que colaboren durante todo el trayecto.
El arte de mantener la sonrisa durante kilómetros
Una vez que la seguridad técnica está garantizada, entramos en el terreno de la convivencia. Un niño aburrido se queja, grita y molesta al conductor, y eso supone un riesgo enorme porque te distrae de la carretera. Para que el viaje sea divertido, tienes que convertir el interior del coche en un espacio de juego y aprendizaje.
Rafa nos cuenta que los juegos de palabras de toda la vida siguen funcionando de maravilla. El clásico juego de veo-veo ayuda a que los niños miren por la ventana, se fijen en el paisaje y desarrollen su agilidad mental mientras el tiempo pasa volando.
Si quieres ir un paso más allá, los libros y audiolibros son una herramienta fantástica. Puedes buscar historias que les gusten y que les mantengan concentrados en una trama interesante. Los audiolibros son muy útiles porque permiten que toda la familia comparta la misma historia, generando una conversación alrededor de lo que está pasando en el cuento.
Sin embargo, todos sabemos que hoy en día la tecnología es una ayuda que no podemos ignorar. Rafa admite que los dispositivos electrónicos como las tabletas o los teléfonos móviles son un truco casi infalible. Si preparas una selección de juegos educativos o sus películas favoritas, tendrás garantizado un viaje tranquilo. Eso sí, trata de alternar estas pantallas con otras actividades para que no se cansen de estar siempre mirando a un punto fijo.
Al final del día, viajar con niños de forma segura y divertida depende de encontrar un equilibrio. Si sigues estos pasos que Rafa nos ha contado, descubrirás que el camino puede ser tan agradable como el propio destino.
