comscore
viernes, 26 diciembre 2025

La DGT tiene claro a qué temperatura debes poner la calefacción de tu coche en invierno

Con la llegada del frío, poner la calefacción es un acto reflejo, pero hacerlo mal puede salir más caro de lo que parece.

En invierno, entrar en el coche y poner a tope la calefacción es una reacción casi instintiva. Y comprensible, porque la sensación térmica en esta época puede ser muy desagradable. Pero la DGT avisa de un error que puede poner en peligro la seguridad. Pasar calor puede ser tan peligroso como conducir bajo los efectos del alcohol, mientras que el frío te puede jugar una mala pasada.

La clave está en encontrar un punto de equilibrio, y la DGT habla sobre cuál es esa temperatura ideal para conducir seguro.

2
El rango ideal que marca la DGT

Fuente: Agencias

La DGT sitúa la temperatura perfecta para conducir entre los 19 y los 22 grados centígrados. Este es el punto donde el cuerpo mantiene sus funciones motoras y cognitivas en perfecto estado. Moverse fuera de esta horquilla tiene consecuencias directas sobre tu organismo. Puede parecer que un par de grados arriba o abajo no marcan la diferencia, pero la fisiología dice lo contrario.

Si eres de los que prefiere no abusar de la calefacción o piensas que el frío te ayuda a mantenerte despierto, estás bastante equivocado. Conducir con una temperatura inferior a los 19 grados provoca que el cuerpo reaccione para protegerse. Lo primero que notarás es una pérdida progresiva de sensibilidad en las extremidades. Las manos y los pies se quedan fríos porque el cuerpo concentra el calor en los órganos vitales.

Si pierdes tacto en las manos, pierdes precisión al volante. Si tus pies se entumecen, tu capacidad para dosificar la frenada o acelerar con suavidad se ve comprometida. El frío favorece el entumecimiento muscular y reduce tu agilidad. Si tienes que dar un volantazo para esquivar un obstáculo o realizar una frenada de emergencia y tus músculos están rígidos por el frío, tu tiempo de reacción será mucho más lento. Esos milisegundos de retraso pueden ser la diferencia entre un susto y un accidente grave.

En el lado opuesto, y quizás más habitual, está el error de convertir el coche en una sauna. Superar los 22 grados dentro del vehículo es desaconsejable por varias razones de peso. El calor excesivo actúa como un relajante muscular y mental muy potente. Una temperatura elevada favorece la aparición de la somnolencia y el cansancio, dos de los mayores enemigos del conductor de los que alerta la DGT.

Varios estudios han comparado los efectos de conducir con calor extremo con los de conducir bajo los efectos del alcohol. La fatiga mental aumenta, la capacidad de atención disminuye y los reflejos se vuelven torpes. Además, el calor genera una sensación de irritabilidad. Un conductor acalorado es más impaciente y menos capaz de anticiparse a las condiciones del tráfico. Si notas que te pesan los párpados o que te cuesta concentrarte en la carretera, mira el termostato; es muy probable que estés por encima de esos 22 grados recomendados.

Publicidad
Publicidad