Cada año, cuando el calendario se acerca a diciembre, vuelve a escucharse el mismo mensaje en conversaciones, foros y redes sociales: “si compras el coche a final de año te ahorras un dineral”. Esta idea se ha convertido casi en una verdad absoluta para muchos conductores, que retrasan su decisión de compra esperando ese supuesto momento mágico en el que los concesionarios “regalan” los coches con tal de cerrar el ejercicio.
Sin embargo, la realidad del mercado del automóvil es bastante más compleja. Factores como los objetivos comerciales, el stock disponible, la fiscalidad, las campañas de las marcas o incluso la tecnología del propio coche influyen mucho más en el precio final que la simple fecha del calendario. En Motor16 analizamos qué hay de cierto en estas creencias y desmontamos las principales leyendas urbanas sobre comprar coche a final de año.
4Fiscalidad y ayudas: un factor clave que muchos olvidan
Otro aspecto que suele pasarse por alto es la fiscalidad. En algunos casos, adelantar o retrasar la compra puede tener implicaciones en impuestos, especialmente en el caso de autónomos y empresas. Amortizar un coche antes de que termine el ejercicio fiscal puede ser interesante desde el punto de vista contable, pero esto no afecta directamente al precio de compra, sino al impacto posterior en las cuentas.
En cuanto a las ayudas públicas —como los planes de incentivo a la compra—, su disponibilidad no siempre coincide con el final del año. De hecho, muchas veces los fondos se agotan antes de diciembre o se renuevan en enero. Comprar un coche solo por la fecha, sin tener en cuenta estas variables, puede llevar a perder una subvención más interesante unos meses después.








