El 208 ha sido siempre un excelente compañero de viaje que ha sorprendido gratamente a un buen número de conductores que no se podían imaginar que un motor de tres cilindros ofreciese un rendimiento tan sorprendente, ni que un cambio automático de 8 marchas pudiese casar de una forma tan positiva con una mecánica tricilíndrica.

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