El Honda Insight es uno de los pioneros de la mal llamada electrificación, ya que fue el segundo automóvil híbrido de la historia en comercializarse, lanzándose al mercado en Japón en noviembre de 1999, apenas 23 meses más tarde que el Toyota Prius. El peculiar y aerodinámico automóvil compacto de Honda fue, al menos, el primer modelo híbrido en llegar, entre otros, al mercado norteamericano, toda vez que Toyota no daba abasto para atender la inesperada demanda del revolucionario Prius en su mercado local.
Hoy los sistemas de propulsión con diferentes grados de hibridación están presentes en todos los segmentos del mercado, por lo que nos cuesta entender el enorme salto tecnológico que representaban automóviles como este Honda Insight que a lo largo de 2024 va a celebrar un cuarto de siglo entre nosotros.
Una “loca” idea mostrada al mundo en 1997
El origen del Honda Insight se encuentra en el prototipo J-VX (puedes ver un par de imágenes bajo estas líneas), presentado en el Salón del Automóvil de Tokio de 1997. Aquel vehículo planteaba ya la tecnología del motor eléctrico integrado con el motor térmico para proporcionarle asistencia, algo absolutamente revolucionario en la época. Pero lo cierto es que, en aquella época, en Tokio era habitual que los fabricantes japoneses presentaran todo tipo de excentricidades futuristas que no llegaban nunca a la producción en serie, y muy pocos dieron especial crédito a la idea.
Finalmente, el definitivo Honda Insight se presentó en Japón en noviembre de 1999, y un mes más tarde llegaría a EE. UU., donde desempeñó un papel crucial para mostrar el poderío tecnológico de Honda frente a los gigantes norteamericanos General Motors, Ford y Chrysler, que por aquel entonces no habían mostrado el más mínimo interés aún por la hibridación.
La primera generación del Honda Insight era un vehículo compacto, con una estrecha y aerodinámica carrocería de 3,95 metros y una ligera estructura de aluminio que se movía propulsado por un motor atmosférico de gasolina de sólo un litro de cilindrada derivado de los motores de los kei car de la firma japonesa.
En paralelo con el motor térmico (acoplado a su cigüeñal) funcionaba un motor eléctrico de 10 kW (13 CV) alimentado por una batería de hidruro metálico de níquel de 0,94 kWh formada por 120 pequeñas baterías de 1,2 voltios dispuestas en serie tras los asientos. Con ello conseguía homologar un consumo de 3,9 l/100 km en carretera y 4,4 l/100 km en ciclo mixto, ambos según la norma estadounidense EPA. Hoy no parecen cifras de récord, pero hace 25 años lo eran.
Además de usar masivamente el aluminio para su construcción (que se llevaba a cabo en Japón, en la factoría de Tochigi, relevada posteriormente por la de Suzuka), el Honda Insight contaba con una aerodinámica de récord, con un coeficiente de penetración de 0,25, ruedas de baja resistencia a la rodadura y configuración biplaza. El aire acondicionado era opcional, y curiosamente la caja de cambios era manual, si bien más adelante comenzó a ofrecerse una automática de relaciones continuamente variables (CVT) que acabaría convirtiéndose en estándar.
Downsizing y cura de adelgazamiento: dos armas definitivas del Honda Insight
El motor de gasolina era, así, un tricilíndrico que rendía 50 kW (68 CV), funcionaba con una mezcla pobre de hasta 25,8 partes de aire por cada parte de combustible y empleaba aceite sintético de baja fricción. Los 13 CV del motor eléctrico se sumaban a los 68 CV del 1.0 para ofrecer una potencia total combinada de 54 kW (74 CV) y un par motor máximo de 123 Nm a 2.000 revoluciones por minuto, cifras equiparables a las de un buen 1.5 atmosférico de la época.
Pero lo mejor de todo es que el motor eléctrico funcionaba también como generador durante las fases de deceleración y frenado, recargando la mencionada batería que daba vida al motor eléctrico y permitiendo prescindir del alternador y del motor de arranque; nada que no tengamos ya asumido, pero que en 1999 era casi ciencia ficción.
Otra característica peculiar de aquel primer Honda Insight era el uso de un sistema de asistencia eléctrica para la dirección (hoy un estándar) en lugar de emplear una bomba hidráulica movida por el motor de combustión, y también llamaba la atención su cuadro de instrumentos digital, acorde con el carácter futurista del vehículo, con sugerencias para el cambio de marchas en el caso de la versión manual.
Como ya hemos comentado, el Honda Insight no sólo empleaba un sistema de propulsión híbrido revolucionario, sino que plantaba batalla al consumo en otros frentes, y muy especialmente en el del peso. Además del bastidor de aluminio (también bastante revolucionario en la época, ya que la primera generación del Audi A8 introdujo esta arquitectura en 1994), se empleó este material en las suspensiones, las llantas, las pinzas de los frenos delanteros y en los tambores traseros.
Ahondando en el tema del peso, el depósito de combustible era de plástico, y la línea de escape fue igualmente aligerada con tubos de paredes más finas. Con todo ello, el Honda Insight registraba 838 kg en la báscula, que subían a 852 si se añadía el aire acondicionado, alcanzando los 891 kg si se sumaba también el cambio CVT.
El legado del Honda Insight
Con todos estos recursos, el coste de fabricación del Honda Insight era muy elevado, y su producción nunca llegó a alcanzar un gran volumen. No obstante, sí sirvió para demostrar la viabilidad de los sistemas de propulsión híbridos, así como para trasladar algunas de sus ideas a otros modelos menos exclusivos, como el Honda CR-X, que imitaba la aerodinámica del Insight aunque sin el dramático estrechamiento de la parte trasera.
En mayo de 2006, el Honda Insight dejó de fabricarse, si bien la semilla de la hibridación ya había sido sembrada, y desde 2002 Honda comercializaba un menos ambicioso pero más práctico Civic Hybrid, competidor directo del Toyota Prius.
Dicho esto, la previsión original de 6.500 unidades anuales de esta primera generación del Insight fue demasiado optimista, y a lo largo de los siete años de vida del modelo se matricularon únicamente 17.020 unidades, de las cuales 14.288 lo hicieron en Norteamérica.
Hubo una segunda generación del Honda Insight fabricada en Suzuka entre 2009 y 2014 (cuya foto puedes ver sobre estas líneas). Y si bien el vehículo repetía nombre, se trataba realmente de un automóvil diferente, con una carrocería más convencional, de 4,38 metros, y un habitáculo de cinco plazas.
La tercera entrega, emparentada con el Honda Civic, se comercializó entre 2018 y 2022. Se trata del modelo más convencional de las tres generaciones, pero también es el más práctico. Y aunque en la actualidad, 25 años después, no hay ningún modelo de Honda que lleve el nombre Insight, su herencia tecnológica está presente en prácticamente todos los productos vendidos a día de hoy por la marca japonesa.
