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Lewis Hamilton ya está junto a Juan Manuel Fangio

Al término del Gran Premio de México, Sebastian Vettel se acercó a Lewis Hamilton para felicitarle por su quinto título delante de los miles de espectadores que abarrotaban el Foro Sol del circuito Hermanos Rodríguez. Fue cálido y sincero con su rival. Poco más tarde, también entró dentro del box de Mercedes para felicitar a los integrantes del equipo. Pero luego, las imágenes de la sala de prensa pusieron en evidencia la magnitud de su derrota. Manos en la cara, en el cuello y la gorra, la cabeza agachada, por unos instantes personificó la viva imagen de la desolación. Como luego reconocería, fue entonces cuando el alcance de la derrota le golpeó. Porque acababa de perder matemáticamente un título que hace tiempo pudo ser suyo y de Ferrari. Pero se escapó. «Un momento horrible»

«Ha pilotado de forma soberbia durante todo el año, y ha sido el mejor de los dos», reconocería Vettel sobre Lewis Hamilton al final del Gran Premio de México. «El número cinco es algo increíble, le felicité, y le pedí que siguiera atacando el próximo año y lucharíamos uno contra otro de nuevo». Tras una extraordinaria temporada, el británico remató el título de forma poco brillante pero no inmerecida. Había igualado al mítico Juan Manuel Fangio, un hito que solo Michael Schumacher había conseguido antes. De todos sus títulos, el de 2018 ha sido además el más brillante por el altísimo nivel mostrado durante todo el campeonato. Y el de la actual temporada habrá sido el más intenso y disputado desde 2006, entre el propio Schumacher y Fernando Alonso.

Hamilton, mejor que nunca

Hamilton ilustraba con sus palabras tras el Gran Premio de México cómo y por qué ha alcanzado un nivel sublime de rendimiento esta pasada temporada. «Cuando gané el título el pasado año, me preguntaba ¿Cómo voy a mejorar? ¿Cómo puedo estar más en forma? ¿Cómo puedo estar más concentrado, ser un piloto más completo? He intentado ser un mejor hijo, un mejor amigos, como en todas las áreas… Sinceramente, he rendido a mi mejor nivel este año, estoy muy feliz de cómo han ido las cosas. El repaso de la presente temporada, el recuerdo de los numerosos errores cometidos por Sebastian Vettel y Ferrari, obligan a focalizar en el extraordinario nivel del británico incluso cuando el equipo italiano contaba con el mejor monoplaza de la parrilla, la claves de su éxito. Como el propio Vettel se veía obligado a deportivamente reconocer mientras afrontaba definitivamente la virtualidad de su derrota.

El Gran Premio de México también cumplió los pronósticos y los objetivos de Red Bull. El equipo austríaco llevaba toda la temporada con la vista puesta en esta carrera ante las especiales condiciones del Hermanos Rodriguez. Tanto por la altura como la presión atmosférica, el déficit de potencia del motor Renault se amortiguaba y se acentuaban las virtudes aerodinámicas de su monoplaza. Max Verstappen lograba la segunda victoria consecutiva en este trazado, pero por 25 milésimas no conseguía ser el piloto más joven de la historia en conseguir la pole en un gran premio.

Fue precisamente su compañero de equipo Daniel Ricciardo quien le negaba el privilegio. Pero el australiano sufría su octavo abandono el domingo e incluso, en su desesperación ante su mala fortuna mecánica -es el piloto que más abandonos acumula- incluso llegó a pedir al equipo que le sustituyera en las dos últimas carreras. Y Verstappen, a pesar de la victoria, ya no tendrá la oportunidad de lograr ese récord que le falta. Aparte del campeón del mundo más joven. Pero para este todavía hay posibilidades.

El Gran Premio de México no pudo ser más desafortunado para los pilotos que hablaban su idioma. Checo Pérez caía ante su enfervorizado público cuando rodaba en los puntos. Y los dos pilotos españoles corrieron la misma suerte cuando también aspiraban al mismo resultado.

Alonso y Sainz no terminaron

En el caso de Fernando Alonso, la recta final de su carrera deportiva en la Fórmula 1 le sigue castigando con más incidentes que no han sido responsabilidad suya. En el caso de la última carrera, con más dosis de mala fortuna cuando entraba por el hueco del radiador una pieza del alerón de Esteban Ocón. «Una entre un millón», señalaba en su resignación. Y para casa en la quinta vuelta, con los puntos a la vista. La dos carreras restantes le deben al menos una oportunidad para resarcirse y decir adiós con mejor sabor de boca que la propiciada por esta racha que empezó con el accidente en Spa, la primera prueba después de anunciar su despedida.

Carlos Sainz tampoco fue acompañado por la fortuna cuando iba camino de su mejor resultado con Renault desde el quinto puesto de Bakú. Tras una gran arrancada y un ritmo de carrera que le llevaba hacia el sexto puesto final, sufrió una avería con la batería que le dejó con la miel en los labios. «No tengo la fiabilidad en las carreras que mejor voy, y la tengo cuando ruedo por detrás…». A diferencia de Fernando Alonso, a Sainz le queda todavía mucha Fórmula 1 por delante.