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Hamilton, a toda vela

«Tras Mónaco, fue muy difícil para el equipo manejarlo, estuvimos expuestos a enormes críticas, parecía que todas las victorias y los campeonatos se habían olvidado, de repente un grupo de idiotas gestionaba este equipo. Y luego también tuvimos nuestros altibajos dentro. El resultado ha sido muy satisfactorio después de lo que pasó en Mónaco».

La victoria de Lewis Hamilton en el Gran Premio de Canadá no sólo aplicó un bálsamo al espíritu del piloto británico. Lo fue tanto o más para Toto Wolff y la cúpula del equipo alemán, desarbolado por las reacciones ante una decisión -en Mónaco- en la que, como se pudo comprobar después, también había tomado parte el propio piloto con sus dudas.

Una carrera monótona

La carrera canadiense no cumplió con los tópicos y ni los monoplazas alemanes sufrieron problemas mecánicos, ni tampoco Ferrari presentó la batalla esperada. La modificación del propulsor italiano con tres 'tokens' creaba ciertas expectativas no cuajadas, con el equipo italiano pegándose varios tiros en el pie. A la postre, el Gran Premio de Canadá 2915 fue una de las carreras más monótonas de sus últimas ediciones que permitió a Mercedes lamerse las heridas. Y en McLaren-Honda se abrieron más si cabe.

La carrera de los Mercedes fue una pugna entre sus pilotos, para controlar el consumo por parte de Hamilton y los frenos por la de Rosberg durante toda la prueba. El primero por rodar delante, 'navegando a vela' para ahorrar combustible, el segundo por hacerlo en 'aire sucio'. El resto estaba en otro mundo. «Sólo necesitaba responder a los tiempos que Nico hacía», explicaba Hamilton al final de la prueba, «si podía bajar una o dos décimas, iba bien. Así que es lo que intenté hacer, manejar la diferencia y terminar sin problemas». Fácil de decir, no tanto de llevar a cabo bajo la presión constante de Nico Rosberg. Pero el británico no cometió el menor error.

Para Rosberg, al margen de la presión constante sobre Hamilton, se trataba de manejar el reparto de frenada para no 'achicharrar' los frenos ante la dificultad de refrigerarlos, «la parte más complicada de la carrera». La estrategia del alemán fue sencilla: «Intenté presionarle durante toda la prueba, pero no cometió el menor error, así que una victoria justa», admitiría después en el podio.

Oportunidad perdida por Ferrari

En cuanto a Ferrari, hasta Hamilton comentaba: «No hemos visto el verdadero ritmo de Ferrari». La Scuderia salió del Gilles Villeneuve frustrada y Mauricio Arrivabene reconocía al final de la misma que «se había perdido un podio». Por primera vez en 2015, ninguno de sus pilotos acompañó a los de Mercedes. Porque Raikkonen rodó durante buena parte de la prueba en tercera posición, hasta que cometió un absurdo error al salir de boxes que dio al traste con su casi segura posición en el podio. «No había forma de poder controlarlo, algo estúpido, pero ocurrió, así que tenemos que aprender de ello». Quizás su futuro cada vez sea más cuestionado en Ferrari, precisamente por Bottas, quien le arrebató el podio en Montreal.

El del piloto de Williams «fue un pilotaje impecable», sentenció por la radio Rob Smedley a Valtteri Bottas cuando el finlandés volvía hacia boxes con el tercer puesto en el bolsillo, logrando el primer podio para el finlandés y Williams esta temporada. Su primer relevo con los superblandos le permitieron una sola parada en boxes, estrategia inicialmente no prevista, y capitalizar así el error de Raikkonen.  En cuanto a Massa, terminó sexto tras una gran remontada, también obligada por sus problemas mecánicos en los entrenamientos clasificatorios, que le dejaron atrapado en el Q1.

Carlos Sainz, bien; Alonso, a la espera

Otros de los que sufrieron en el Gilles Villeneuve fueron Red Bull y los motores de Renault con un Daniel Ricciardo, inusualmente perdido durante todo el fin de semana. El australiano terminó decimotercero, por detrás de Carlos Sainz y reconocía tras la carrera que si «el sábado habíamos alcanzando un punto bajo, en la prueba lo hemos superado», justificándose en que «Red Bull se había perdido» con las últimas actualizaciones.

Y si hablamos de sufrimiento, el de McLaren y Fernando Alonso parece el más evidente, con los dos coches en los garajes antes de acabar la carrera y la sensación de que el equipo británico no sabe hacia dónde se dirige. 

En Canadá se comprobó que Mercedes tampoco tiene rivales en 2015. Que pregunten, desgraciadamente, en Maranello. En Woking, que ni se molesten.