«¡No funciona nada!». Fernando Alonso se refería a su monoplaza en el momento de abandonar en el Gran Premio de Canadá, pero podría haberse hecho extensible al comportamiento general de MP4-30 en el Gilles Villeneuve Canadá. El caso de Jenson Button fue aún peor. Desde su época de Minardi, el español nunca había acumulado tres abandonos consecutivos ni cosechado cero puntos a estas alturas de temporada.
«Es lo que toca. Sé que desde fuera hay esta sensación de querer aplastarnos. Tenemos una mala racha y bueno, no podemos hacer otra cosa que seguir trabajando», explicaba Alonso con aire casi indefenso al acabar la carrera, intentando poner la cara ante el complicado presente de McLaren, empeorado por el desastre técnico en Montreal. Ni potencia, velocidad máxima o aceleración. Se sabía de antemano que el trazado canadiense iba a resultar duro para el monoplaza británico. Pero ni siquiera se mantuvo la fiabilidad que, al menos parecía ser la premisa básica en todo proceso de evolución y desarrollo.
Alonso se siente un aficionado
En toda la temporada había quedado tanto en evidencia la impotencia de Alonso como cuando recibió las órdenes de ahorrar combustible en los primeros compases de carrera, luchando contra otros rivales, más a la defensiva que otra cosa. «No quiero, no quiero, tengo problemas ahora, luchando con estos (pilotos) y pareciendo aficionados», contestaba a los mensajes por radio, «así que ahora pelearé y más tarde me concentraré en la gasolina». Ninguno de los monoplazas británico siquiera pudo llegar a la segunda parte de la carrera.
«El equipo está haciendo todo lo posible y llegarán momentos mejores. Ahora lo que toca es ponernos a trabajar todos mirando cada detalle del coche y, como decimos siempre, mejor que pase todo este año y no cuando estés luchando por un podio o por ganar una carrera» remataba, en un discurso poco convincente al comprobar la desenfocada imagen de este primer tercio de temporada para McLaren y Honda. «Este año estamos pagando el precio de ser el primer año, de tener muchas cosas que hacer». Tras el Gran Premio de Canadá, parece claro que son más de lo imaginado. McLaren necesita resultados que alivien la presión cada vez más agobiante. Y pronto.