Nacido en 1966 como una versión coupé del Coronet, el Dodge Charger siempre ha sido un icono del músculo y las prestaciones… al menos en línea recta. Por eso hubo quien no vio con buenos ojos que la octava generación del icónico muscle car norteamericano, fabricado sobre la plataforma modular de Stellantis STLA Large, se lanzara tanto con motores eléctricos como con un motor de seis litros y tres cilindros, renunciando por primera vez en casi 70 años a ofrecer un V8 bajo su capó.
Ahora, el Dodge Charger Scat Pack está dispuesto a despejar cualquier duda sobre su “musculatura”, ya que acaba de recibir una importante inyección de adrenalina. El nuevo Dodge Charger Scat Pack 2026 pretende combinar la fuerza bruta de antaño con la tecnología del siglo XXI, ofreciendo 558 CV (550 hp) por debajo de los 55.000 dólares (unos 43.500 euros al cambio actual).
El nuevo motor Sixpack, un seis cilindros en línea biturbo de 3,0 litros basado en el conocido motor Hurricane, rescata una nomenclatura mítica de los años 70, en los que ese nombre hacía referencia a los tres carburadores dobles que alimentaban los V8 más musculosos de la época. Esta nueva mecánica desarrolla 558 CV a 6.000 rpm y entrega 719 Nm de par motor, con una curva de potencia que mantiene el 88% del par máximo desde las 2.500 rpm.

Turbos “de altos vuelos” para el Dodge Charger
El Sixpack H.O. (High Output) no es simplemente otro motor “soplado”. Sus dos turbocompresores Garrett GT2054 de 54mm cuentan con turbinas de Inconel 100 —una superaleación especialmente resistente a la temperatura— para girar a 185.000 rpm, desarrollando hasta 30 psi (2,1 bares) de presión. Esta tecnología permite que el Dodge Charger Scat Pack acelere de 0 a 96 km/h en apenas 3,9 segundos, completando el cuarto de milla (402 metros) en 12,2 segundos, con una velocidad máxima de 285 km/h.
Pero lo verdaderamente revolucionario reside en el sistema de tracción. Por primera vez en la historia, un muscle car ofrece tracción total cuando la necesitas y propulsión trasera cuando la deseas, literalmente pulsando un botón. El robusto cambio automático TorqueFlite de ocho velocidades incorpora un sistema de embrague multidisco húmedo que puede enviar el 100% del par a las ruedas traseras para pintar de negro el asfalto cuando la ocasión lo pida, ya que un Dodge Charger tiene que seguir siendo un Dodge Charger.
De hecho, la tecnología no sólo sirve para aumentar la lista de ADAS, sino que también puede emplearse para “hacer el mal”. La función Line Lock permite bloquear únicamente los frenos delanteros mientras se desconectan los embragues de la tracción total, enviando todo el par a las ruedas traseras para calentar los neumáticos antes de una arrancada o, seamos sinceros, para impresionar en el semáforo del barrio con una quema de goma en toda regla.

Diseño sin complejos y tecnología sin concesiones en el Dodge Charger Sixpack
Exteriormente, el nuevo Dodge Charger mantiene una silueta reconocible, con una carrocería extraordinariamente ancha y una trasera en forma de cuña que le permite incorporar uno de los difusores traseros más grandes jamás montados en un coche de serie, proporcionando un auténtico efecto suelo, ya que se trata de un elemento completamente funcional.
El capó específico del Sixpack anuncia la identidad de este Dodge Charger como un modelo con motor de combustión interna mediante una rejilla negra con el logotipo correspondiente, mientras que en la trasera, las salidas de escape de 100 mm rematadas en acero inoxidable brillante recuerdan que aquí no hay simulacros eléctricos.
En el habitáculo, Dodge ha apostado por la funcionalidad sin renunciar al espectáculo. La pantalla flotante de 10,25 pulgadas del cuadro de instrumentos —opcionalmente, de 16 pulgadas— se combina con una pantalla central de 12,3 pulgadas que gestiona el sistema Uconnect 5. Pero lo más llamativo es el sistema de iluminación ambiental Attitude Adjustment, con 64 colores diferentes que reaccionan a los cambios de modo de conducción, la apertura de puertas o el encendido del motor.
El Dodge Charger Sixpack incorpora, además, cinco modos de conducción: el modo Eco prioriza la eficiencia, dirigiendo la potencia principalmente a las ruedas traseras y conectando la tracción total solo cuando es necesario. En el extremo opuesto, el modo Sport libera toda la personalidad del vehículo, con cambios más agresivos, dirección más rápida y las válvulas del escape activo abiertas para disfrutar de la banda sonora completa.
El Dodge Charger Scat Pack estrena además un sistema Launch Control configurable, que permite ajustar las rpm de salida según las condiciones de la superficie mientras mantiene la presión de frenado. Durante la preparación, el sistema de control de estabilidad mantiene activamente la presión de freno mientras el acelerador permanece a fondo, permitiendo que los turbos generen presión. Al soltar el freno, el módulo de control del tren motriz gestiona con precisión el par en las cuatro ruedas para ofrecer la máxima tracción y aceleración desde parado.

El Dodge Charger Sixpack es el muscle car más potente para su precio
Con un precio de partida de 54.995 dólares para el Scat Pack (unos 43.500 euros) y 49.995 dólares (42.900 euros) para la versión R/T de 426 CV, Dodge ofrece el mayor nivel de potencia del mercado en su rango de precios. Como comparativa, la versión completamente eléctrica Daytona Scat Pack desarrolla 680 CV por 59.995 dólares (51.400 euros), manteniéndose como el coche más potente por debajo de los 60.000 dólares.
La producción comenzará a lo largo de este segundo semestre de 2025 para la versión cupé, mientras que la berlina de cuatro puertas —disponible por 2.000 dólares adicionales— llegará en la primera mitad de 2026. Los pedidos para el cupé Sixpack se abren el 13 de agosto, y cada compra incluye un curso de conducción deportiva de una jornada en la Radford Racing School, la escuela oficial de altas prestaciones de Dodge.
Así que a pesar de las críticas suscitadas por la desaparición de los V8 y la electrificación de los Dodge Charger, la marca americana de Stellantis demuestra que su Sixpack deja sitio para la emoción visceral. No faltarán quienes argumenten que el V6 biturbo se queda muy lejos de los 808 CV alcanzados por el 6.2 V8 Hellcat sobrealimentado por compresor del desaparecido Dodge Charger SRT Hellcat Redeye Widebody, pero ya habrá tiempo para los excesos “de verdad” porque la historia del nuevo Dodge Charger no ha hecho más que empezar.


















