La hecatombe final de pinchazos para Raikkonen y Vettel ponía en evidencia hasta qué punto Ferrari estaba siguiendo con el gancho al cuello el ritmo de Mercedes en Silverstone, buena muestra de la precariedad con los neumáticos para intentar defenderse de Bottas y sin poder alcanzar a Hamilton quien se paseó a placer, mientras el finlandés alcanzaba con contundencia y seguridad la segunda desde la novena posición.