Lo más llamativo de este RG Nathalie es lo que no se ve. Bajo esta carrocería se esconden nada menos que cuatro propulsores eléctricos, que son capaces de generar 480 CV de potencia entre todos. Para alimentar dichos motores se recurre a una batería de iones de litio que se pueden recargar en un enchufe domestico o también gracias a su avanzada pila de combustible. Todas las que conocemos se alimentan con hidrógeno, pero dada la escasez de puntos de recarga, Roland ha desarrollado una que consume metanol, combustible que se calienta entre 300 y 400 grados para descomponerlo y generar hidrógeno para crear electricidad, mientras que el dióxido de carbono se libera al aire.