El Smart #2 representa mucho más que un nuevo modelo en el catálogo de la marca alemana: constituye una vuelta a los orígenes que definieron la identidad de Smart hace tres décadas. Con su lanzamiento previsto para finales de 2026, este biplaza completamente eléctrico recupera la esencia del histórico fortwo que revolucionó la movilidad urbana en 1998, pero adaptándola a las demandas tecnológicas y ambientales del presente. Es el reencuentro de Smart con su ADN más puro, después de años de explorar segmentos más altos con los modelos #1, #3 y el recientemente lanzado #5.
La historia de Smart comenzó en 1994 como una colaboración inesperada entre la firma relojera suiza Swatch y Mercedes-Benz, materializando la visión de Nicolas Hayek de crear un “Swatchmobile” que aplicara las mismas estrategias de fabricación y personalización que habían popularizado los relojes Swatch. El objetivo era cubrir un sector desatendido de clientes potenciales que demandaban un automóvil urbano pequeño, elegante, funcional y asequible, que no necesariamente barato.
Tras años de desarrollo —y después de que Volkswagen abandonara el proyecto en 1993— Mercedes-Benz decidió tomar el relevo como socio de Swatch. El resultado fue el Smart City-Coupé, presentado en octubre de 1998 tras superar problemas de estabilidad dinámica que retrasaron su lanzamiento original. Este pequeño biplaza, posteriormente rebautizado como fortwo, estableció un nuevo paradigma en la movilidad urbana europea durante más de dos décadas.
El Smart #2 supone la reinvención de un icono en la era eléctrica
El Smart #2 llega en un momento crucial para una marca que ha experimentado una transformación radical. Desde 2019, cuando Mercedes-Benz y el grupo chino Geely establecieron una joint venture para relanzar Smart como fabricante de vehículos eléctricos premium, la marca ha abandonado su histórica fábrica de Hambach (Francia) –adquirida por Ineos para producir el Grenadier– y ha trasladado la producción a China, enfocándose en modelos SUV de mayor tamaño que poco tenían que ver con la filosofía original.
La decisión de desarrollar el Smart #2 surge tras el éxito del estudio de viabilidad conocido internamente como “project: two”. Según Dirk Adelmann, CEO de Smart Europe, “la confirmación de nuestro «project: two» y el próximo lanzamiento del Smart #2 marca un momento crucial para la marca Smart a escala global. El Smart #2 dará forma a una nueva era de movilidad urbana individual, especialmente en ciudades Smart clásicas como Roma, Londres o París”.

El nuevo modelo está diseñado por el equipo de Mercedes-Benz Design, garantizando la continuidad estética con el legado de la marca, pero incorporará tecnología de vanguardia específicamente desarrollada para el segmento A. Esta combinación promete preservar las cualidades fundamentales del fortwo original —compacidad, agilidad urbana y eficiencia— reinterpretándolas con la electrificación propia de nuestros tiempos y de los nuevos derroteros de la marca.
Europa como territorio natural del Smart #2
La estrategia de Smart con el Smart #2 sitúa a Europa como mercado principal, reconociendo que el continente representa el territorio natural para un vehículo de estas características. Las grandes urbes europeas, con sus centros históricos de calles estrechas, zonas de emisiones restringidas y políticas de movilidad cada vez más orientadas hacia la sostenibilidad, constituyen el entorno ideal para un biplaza eléctrico compacto.
Esta orientación geográfica contrasta significativamente con el fracaso comercial del fortwo en mercados como Estados Unidos, donde Smart abandonó las ventas en 2019 tras años de resultados decepcionantes. La particular idiosincrasia del mercado estadounidense, donde el concepto de “bigger is better” domina las preferencias de los consumidores, nunca logró asimilar la propuesta de valor de un vehículo tan radicalmente compacto, que además llegó a Norteamérica con una oferta comercial muy limitada.
El Smart #2 se integrará en una gama que ya incluye los SUVs #1, #3 y #5, completando así una oferta que aspira a cubrir todos los requisitos de la movilidad moderna, desde ágiles automóviles urbanos hasta SUV premium, según declaran desde la propia compañía. Esta diversificación marca una evolución notable respecto a los años dorados de Smart, cuando la marca se concentraba exclusivamente en vehículos muy compactos como el fortwo, el añorado roadster y el incomprendido forfour.

El Smart #2 continúa el legado de una idea revolucionaria
Para comprender la importancia del regreso de Smart a sus orígenes, es fundamental recordar el carácter pionero del concepto original. Cuando el City-Coupé se lanzó hace 27 años, estableció las bases de un segmento completamente nuevo: los microcoches urbanos inteligentes. Su carrocería autoportante Tridion, su longitud inferior a 2,5 metros y su capacidad para aparcar perpendicular a la acera lo convirtieron en una solución genuinamente disruptiva para la movilidad urbana.
Sin embargo, el camino no ha estado exento de dificultades. Smart acumuló pérdidas superiores a los 4.000 millones de euros entre 2003 y 2006, llevando a Mercedes-Benz a absorber completamente la compañía en 2006 tras liquidar Smart GmbH. Los intentos de diversificación con modelos como el forfour, el roadster y el frustrado Formore (un forfour SUV que nunca llegó a producirse) no consiguieron generar la rentabilidad esperada, manteniendo a la marca en una situación financiera complicada durante años.
La alianza con Geely en 2019 representó un nuevo comienzo, pero también una ruptura con el pasado. Los nuevos modelos Smart #1 y #3, fabricados en China sobre la plataforma SEA de Geely, son SUVs significativamente más grandes y caros que cualquier Smart anterior, dirigidos a un público completamente diferente al que conquistaron los primeros fortwo.
Con el Smart #2, la marca busca reconectar con su audiencia original sin renunciar a las ventajas tecnológicas de su nueva estructura empresarial. El desafío será considerable: mantener la esencia de compacidad e inteligencia urbana que definió a Smart, pero dotándola de sofisticación tecnológica, calidad de construcción y posicionamiento premium, todo ello acorde con su carácter eléctrico.
El éxito del Smart #2 determinará si la marca consigue completar con éxito su metamorfosis, demostrando que es posible honrar un legado de tres décadas mientras se abraza completamente el futuro eléctrico de la movilidad urbana.