Ford lleva más de 100 años fabricando vehículos en todo el mundo. Hasta ahora, siempre salían de las líneas de montaje con alguien al volante, pero esto podría cambiar pronto. La marca norteamerciana está probando una tecnología de conducción automatizada basada en la IA (inteligencia artificial) para hacer más eficiente el proceso.
Los Ford que se desplazan por sí mismos
En el proyecto, los vehículos no solo parten solos de la cadena de montaje, sino que también se desplazan por sí mismos a los puntos de pruebas finales y se autorrecargan antes de estacionarse a sí mismos, listos para su entrega a los clientes.
El proyecto E-SELF forma parte de una serie de iniciativas que Ford está analizando mientras prepara su Centro de Vehículos Eléctricos (VE) de Colonia, en Alemania, (objeto de una inversión de 2.000 millones de dólares), donde la producción de VE comenzará este año.
“Ford está reinventando su cartera de vehículos en Europa, y estudiar cómo producimos nuestros nuevos VE es una parte integral de ese proceso”, ha dicho el jefe de proyecto de Ford, Frank Schwarz. “La introducción de la tecnología de autónoma en la línea de montaje podría impulsar su eficiencia y seguridad, al tiempo que permitiría a los empleados centrarse en las tareas clave”.
En 2030 toda la gama será eléctrica
El mes pasado, Ford presentó el nuevo Explorer cien por cien eléctrico, que será el primer turismo eléctrico de la compañía fabricado a gran escala en el Centro de Vehículos Eléctricos de Colonia.
Para 2026, Ford tiene previsto vender anualmente en Europa 600.000 vehículos eléctricos. Además, para 2030 se ha comprometido a contar con una gama de turismos totalmente eléctricos.
Ford llevará a cabo estas pruebas durante dos años y medio junto al Instituto de Ingeniería de Automoción de la Universidad Técnica de Braunschweig y Kopernikus Automotive. El Ministerio Federal de Economía y Protección del Medioambiente ha aportado una financiación de dos millones de euros.
El proyecto E-SELF utiliza la comunicación vehículo-infraestructura para controlar y supervisar los vehículos. Los sensores situados en la planta pueden identificar riesgos en el recorrido del vehículo, como la presencia de una persona o de otro vehículo; en estos casos, este reduce la velocidad o se detiene, según sea necesario.
Solo las pruebas finales pueden implicar una docena o más de trayectos entre distintas ubicaciones antes de que los vehículos queden estacionados y listos para su recogida y suministro por carretera, ferrocarril y barco.
Con la tecnología de IA, los automóviles se conducirían solos, se cargarían y estarían listos para salir. Este sistema funciona con todos los vehículos equipados con transmisión automática, control electrónico de estabilidad, freno de mano eléctrico y dirección asistida; el único requisito adicional es una unidad de comunicación inteligente que permita la interacción con la infraestructura.