Hay objetos que van mucho más allá del motivo para el que fueron concebidos o la función que han cumplido. El Rolls-Royce Phantom es uno de ellos. Durante cien años, este automóvil ha sido el símbolo definitivo del éxito, la distinción y el poder. Ahora, cuando cumple su primer siglo de vida, la marca británica ha decidido homenajearlo de la única manera posible: creando una obra maestra.
La Phantom Centenary Private Collection no es simplemente un coche de lujo. Es un museo rodante, un libro de historia del automóvil con motor V12, una pieza de arte que condensa un siglo de innovación en cada uno de sus detalles. Solo 25 afortunados -y adinerados- en el mundo podrán poseer uno.

Tres años es el tiempo que el equipo Bespoke de Rolls-Royce ha dedicado a realizar este proyecto. Un proyecto que no es cualquier cosa, y menos en una marca con tanta tradición como la británica. Así lo reconoce Martina Starke, directora de Diseño Bespoke de la firma: «Tuvimos el privilegio de rendir tributo al nombre Phantom, una oportunidad que se presenta una vez en la vida».
La dimensión del trabajo se tradujo en una labor de búsqueda que llevó al equipo a sumergirse en archivos históricos, entre fotografías antiguas, diarios personales y documentos olvidados. El resultado: 77 motivos dibujados a mano utilizados en el coche que capturan momentos clave en la historia del Phantom. Cada uno de estos diseños ha sido plasmado con técnicas nunca antes utilizadas por la marca.

El exterior evoca la era dorada de Hollywood, cuando el Phantom desfilaba por alfombras rojas llevando a las estrellas más brillantes del celuloide. La carrocería cuenta con un acabado bitono especialmente desarrollado: Super Champagne Crystal sobre blanco ártico en la parte inferior y sobre negro en la superior. Pero lo verdaderamente excepcional está en el barniz, que contiene partículas de vidrio triturado color champán que crean un brillo muy especial.
Coronando el capó, una estatua del Espíritu del Éxtasis absoluta única ya que esta fabricada en oro macizo de 18 quilates, bañada en oro de 24 quilates y marcada con un sello especial de centenario por la Oficina de Contraste de Londres. Es la primera vez que esta icónica figura se presenta realizada completamente en oro.

Un interior que cuenta historias
Pero es al abrir las puertas cuando comienza el verdadero viaje en el tiempo. Los asientos traseros son una creación técnica de alto nivel. Han sido desarrollados durante 12 meses con un atelier de alta costura francés y en su fabricación combinan una impresión de altísima resolución con más de 160.000 puntadas de bordado.
El tejido muestra tres tipos de ‘escenas’ narrativas: lugares históricos de la marca, modelos legendarios de Phantom y representaciones abstractas de siete propietarios significativos a lo largo de la historia del coche. Todo ello ha sido cosido con una técnica que el equipo describe como «dibujar con hilo», imitando trazos de lápiz sobre tela.

Los paneles de madera de las puertas -las más complejas jamás creadas por Rolls-Royce- recrean los viajes más importantes del Phantom. Mapas de la costa francesa donde Henry Royce pasaba sus inviernos, paisajes de West Wittering donde tenía su residencia de verano, la épica travesía de 4.500 millas del primer Phantom fabricado en la era moderna cruzando Australia.
Las carreteras que aparecen en estas escenas brillan al estar realizadas en pan de oro de 24 quilates, con láminas de apenas 0,1 micrómetros de espesor. Las casas de Royce están marcadas con puntos dorados de 2,76 milímetros de diámetro.
La Galería Anthology, situada en el salpicadero, es quizás el elemento más especial. Cincuenta aletas de aluminio impresas en 3D, dispuestas como páginas de un libro, forman palabras esculpidas que pueden leerse desde ambos lados: son citas extraídas de un siglo de críticas entusiastas sobre el Phantom. Iluminadas por luces que simulan el brillo de fuegos artificiales, estas páginas metálicas cambian con la perspectiva del espectador, creando un efecto casi hipnótico.

Más de 40.000 horas de trabajo
Incluso el techo estrellado cuenta historias: 440.000 puntadas recrean la morera bajo la cual Henry Royce fue fotografiado en su jardín, rodeado de colaboradores. Entre las constelaciones bordadas se esconden abejas -referencia a las 250.000 que habitan en el apiario de Rolls-Royce- y la rosa Phantom, cultivada exclusivamente en la sede de la compañía en Goodwood.
Las 25 unidades de la Phantom Centenary Private Collection representan más de 40.000 horas de trabajo. Cada detalle, desde las 24 intervenciones necesarias para perfeccionar un solo motivo bordado hasta el polvo de oro infundido en la madera Piano Black, habla de la obsesión por la excelencia que siempre ha caracterizado a la exclusiva marca británica.

Como ha ocurrido a lo largo de su historia, este Phantom creado en pleno siglo XXI demuestra que todavía hay quienes están dispuestos a dedicar años de sus vidas a crear algo verdaderamente extraordinario. Eso, evidentemente tiene un precio que solo 25 afortunados podrán pagar.
Imágenes Phantom Centenary Private Collection de Rolls-Royce
Fotos: Rolls-Royce
























