En tal caso sería conveniente realizar de inmediato por nuestra cuenta un análisis de sangre para determinar el nivel de alcohol de su organismo. Si este análisis supera 1,2 gramos por litro de sangre, en tal caso no utilizaríamos en el juicio dicha prueba dado que pondríamos de manifiesto no sólo un delito de negativa a someternos a la prueba de alcoholemia, sino además un delito de alcoholemia por conducir bajo los efectos del alcohol poniendo en peligro la seguridad del tráfico. 

Por el contrario si el resultado fuera de ausencia total de alcohol en sangre, sería una prueba de descargo esencial a la hora de demostrar que en ningún caso nos hemos negado a realizar la prueba de detección de alcohol en nuestro organismo, que nada teníamos que ocultar al no haber ingerido ninguna bebida alcohólica y que no teníamos ninguna razón para la negativa a realizar la prueba requerida. Los agentes intervinientes gozan de presunción de veracidad en sus declaraciones por los hechos ocurridos en el ejercicio de sus cargos, por tanto tendríamos que preparar prueba de descargo contundente con la que poder probar su inocencia y que en ningún caso hubo negativa, sino un mal funcionamiento del etilómetro en cuestión.