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Renault Kadjar / Renault Mégane Sport Tourer / Renault Grand Scénic. La familia siempre es lo primero

Renault ofrece diferentes soluciones 'habitacionales' de la mano de tres modelos enfocados claramente al ámbito familiar, con permiso del Espace.

No serán muchos los que puedan dar lecciones al fabricante francés en este sentido. Fue el primero que se 'atrevió' a lanzar un vehículo arriesgado en su día, como el Espace en 1984, y dio la campanada definitiva cuando abrió una nueva vía, la de los monovolumen compactos, con el Scénic, modelo que derivaba del Mégane. Luego la inmensa mayoría se apuntó al reto, pero al César lo que es del César…

Y precisamente la variante de siete plazas, el Grand Scénic, es uno de nuestros protagonistas, un vehículo muy atractivo y que podemos encontrar en los próximos meses a buen precio debido a que después del verano llegará la nueva generación del Scénic.

Algo similar ocurre con el Mégane Sport Tourer, ya que el nuevo modelo, al que vimos también en el último Salón de Ginebra, estará disponible antes de que finalice el año. Igualmente es un modelo con 'solera' y curtido en mil batallas, aunque lo cierto es que en España la acogida de este tipo de carrocerías no goza del éxito y la cuota de otros países de nuestro entorno.

Kadjar, el más polivalente

Por último, el Kadjar es el modelo más polivalente y el que se ubica en un segmento que no deja de crecer en los últimos años. Mucho se lo pensó Renault al respecto, ya que su primera apuesta fue el Koleos, un vehículo que importó desde Corea del Sur gracias a la colaboración existente con la firma Samsung. Ahora, la nueva apuesta tiene más de Nissan Qashqai, otro socio de la alianza del grupo y, para orgullo patrio, se fabrica en Palencia.

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Una vez presentados los tres púgiles, iniciamos el combate. Y lo hacemos con lo que, generalmente, concluimos. No nos hemos vuelto locos, pero el precio es un argumento de peso. Los tres modelos montan el mismo propulsor, la versión diésel más potente, un 1.6 dCi de 130 caballos, y eso obliga tanto al Grand Scénic como al Mégane Sport Tourer a combinarse con el acabado Bose, el más completo… y caro.

Como ambos modelos enfilan su particular recta final con esta generación, la campaña de descuento alcanza hasta los 4.200 euros. Por lo tanto, el familiar se puede adquirir por 22.700 euros (la gama desde 16.200 con el Tce de 115 CV), mientras que el monovolumen nos costaría 25.150 euros (18.250 la versión de acceso con motor Tce 115 CV). El Kadjar, en pleno auge, eleva la factura hasta los 27.000 euros, aunque se puede acceder a la gama por 20.250 con el motor TCe de 130 caballos. Por lo tanto, pierde la batalla del precio, como es lógico.

Grand Scénic, el que ofrece más espacio

Si el espacio es una necesidad, por miembros en la familia o por capacidad del maletero, el Grand Scénic será la opción más razonable. Tiene mérito porque con apenas 0,6 centímetros más de largo que el Mégane Sport Tourer es capaz de introducir una tercera fila de asientos y aumentar el aforo hasta las siete plazas.

Entre ambos modelos encontramos elementos compartidos en el volante, mandos de la climatización, el equipo de sonido… Sin embargo, el monovolumen se desmarca del resto al ubicar el cuadro de mandos en disposición central, con una pantalla TFT configurable al gusto del conductor.

Para facilitar la labor de éste, la palanca del cambio eleva su posición para acercarse más al volante que en el resto, y su mayor cota de anchura y altura brindan un habitáculo más generoso en cualquiera de las tres dimensiones que midamos metro en mano. También es el único que apuesta por asientos individuales en todas sus plazas. Los de la segunda fila gozan de regulación longitudinal (hasta 17 centímetros) y si podemos elegir, mejor acomodarnos en los dos laterales, ya que el del centro es cinco centímetros más estrecho. El piso completamente plano facilita el acomodo de todos.

No hay milagros en el acceso a la tercera fila (sigue siendo complicado para un adulto) y hay que destacar que la habitabilidad de esas plazas es de las mejores que podemos encontrar en el segmento, pero su enfoque se centra en niños, o en adultos de manera muy ocasional.

Si colgamos el cartel de aforo completo, la capacidad del maletero es prácticamente testimonial, con 208 litros. Luego podemos jugar con el volumen casi a la carta: hasta 702 litros abatiendo los dos últimos asientos, 1.863 si hacemos lo mismo con los de la segunda plaza (estos tres se pueden, además, extraer) y 2.063 litros como máxima capacidad. Sus hermanos no llegan ni de lejos a esos números.

El Grand Scénic es, asimismo, el que mejor aprovecha esos prácticos huecos repartidos por el habitáculo, con cuatro cofres bajo el piso y uno central muy profundo entre los asientos delanteros.

Su generosa altura le brinda una perfecta visibilidad de nuestro entorno. El conductor se sienta en una posición más de 'silla', con la banqueta más alejada del piso, y la palanca del cambio está más elevada con el fin de acercarla más al volante y facilitar su manejo.

Mégane: turismo familiar

Por su parte, el Mégane Sport Tourer presume de ser un turismo-familiar y eso implica estar sentados más cerca del suelo. Es el más estrecho y eso le pasa factura a la hora de acomodar a tres adultos en las plazas traseras (en este caso se recurre a un sillón corrido). También es el que menos espacio para las piernas ofrece detrás, suficiente, pero se complica más si tenemos que acomodar niños en las sillitas.

El salpicadero es de corte más tradicional, aunque el cuadro de mandos recurre a información tanto analógica como digital. El paso del tiempo se palpa en la pantalla central, no por su tamaño, pero no es táctil y se tiene que manipular mediante un 'joystick' situado en la consola central, como en el Grand Scénic.

La ergonomía es buena, aunque hay dos detalles que te ponen de los nervios (también en el monovolumen): la complicada gestión del equipo de sonido (emisoras, memorias…) o la puesta a cero del ordenador de viaje, accionando a la vez dos pequeños mandos situados al final de la palanca que controla el limpiaparabrisas. Hay que ser muy, muy, muy preciso con el vehículo en marcha.

El maletero cubica un total de 524 litros (34 menos si apostamos por una rueda de repuesto instalada bajo el piso). Si abatimos el respaldo trasero el volumen aumenta hasta los 1.600 litros, pero la superficie no queda totalmente plana. La boca de carga no es más generosa que la del Grand Scénic, pero sí presume del umbral de carga más bajo de los tres, acción que facilita la introducción de objetos pesados y voluminosos.

El tercer mosquetero apenas lleva un año entre nosotros. Presume de nacionalidad hispano-francesa y su formato SUV le facilita mucho las cosas actualmente de cara a las ventas.

Es el más corto de los tres, con 4,45 metros, y su habitáculo no es tan amplio como el del Grand Scénic, pero sí mucho más aparente y mejor rematado a nivel de calidades. Ya la misma tarjeta manos libres de acceso al vehículo tiene otro 'caché', las butacas delanteras son formidables y el cuadro de mandos se puede configurar al gusto.

El puesto de conducción elevado también facilita la visibilidad y el acceso al interior, desaparecen algunos detalles poco atractivos vistos en sus rivales (como las palancas detrás del volante algo cortas o el manejo del equipo de sonido) y ya presume de una pantalla táctil de siete pulgadas en el salpicadero. Eso sí, quizás hubiera sido mejor situarla en un plano más elevado porque obliga a bajar la vista más que en sus rivales y desviar la atención de la carretera.

Las plazas traseras también recurren a un sillón corrido, como en el Mégane Sport Tourer, con una plaza central de mullido blando. En términos de habitabilidad se sitúa entre el familiar y el Grand Scénic, tanto en cota de anchura como en espacio para las piernas o altura al techo.

Detrás la capacidad del maletero del Kadjar es de 472 litros, el menor de los tres en términos absolutos ocupando las cinco plazas. El generoso portón facilita las cosas a la hora de introducir objetos, aunque es el menos amplio en este sentido, y la elevada altura respecto al suelo del conjunto le condena a ofrecer el umbral de carga más elevado (nada menos que 20 centímetros más que el Mégane Sport Tourer).

Sin embargo, el Kadjar es el que más facilita las cosas a la hora de compartimentar la carga o de abatir los respaldos traseros, ya que estos se pueden desbloquear desde unos tiradores situados en el propio maletero (y de los que carecen sus hermanos aquí enfrentados). Además, resulta una piso plano que ofrece un volumen máximo de 1.478 litros.

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Una vez desglosados sus interiores, nos ponemos en marcha. Apostamos por el propulsor diésel más potente que los tres ofrecen en sus respectivas gamas. Se trata del conocido 1.6 dCi de 130 caballos, un propulsor refinado y eficiente, con una respuesta a bajo régimen adecuada (no es el mejor en este sentido) y cuyo lunar más sensible quizás sea que no se puede asociar a la caja de cambios de doble embrague EDC.

Un motor de bandera

Sus números en cuanto a potencia o par motor son un calco en los tres modelos, por lo tanto las diferencias vienen motivadas por aspectos como los desarrollos del cambio manual de seis relaciones, el peso, la aerodinámica… En este sentido, el más pesado es el Grand Scénic, y sorprende que el Kadjar sea algo más ligero que el Mégane Sport Tourer. Sin embargo, el familiar es el más solvente de todos si analizamos los datos en aceleraciones puras o a la hora de realizar un adelantamiento.

Sorprende que el Grand Scénic supere al Kadjar en este sentido (es 124 kilos más pesado), pero encontramos su lógica en su cerrada relación del cambio. Sólo en 1ª y 2ª velocidad el Kadjar ofrece un desarrollo más corto, con el fin de favorecer sus aptitudes 'off road'. No hace falta ser adivino para entender que con todo lo expuesto hasta el momento, el Grand Scénic es el modelo que más consume, con una diferencia de hasta 0,4 litros más de media que el Mégane Sport Tourer (5,9 frente a 5,5 litros cada 100 kilómetros). Los tres presentan sistemas de parada y arranque automáticos del motor 'Start/Stop'.

A la hora de afrontar largos desplazamientos, los tres son grandes rodadores que brindan una estabilidad lineal sobresaliente. Cuando llegan las curvas, el gran equilibrio que brinda Renault a sus vehículos sale a relucir. No serán los más dinámicos en sus respectivos segmentos, ni siquiera los más confortables. Pero si se hace una media de sus cualidades, siempre se situarán en el grupo de cabeza.

Si hay que ir rápido, el Mégane Sport Tourer da una mayor confianza, pero ojo porque el Grand Scénic, pese a su corpulencia y peso, apenas balancea, aunque la dirección ya no es tan directa.

En los frenos gana el Mégane

El Kadjar tiene más de Qashqai en su plataforma, pero también apuesta por unos tarados de corte amable, muy confortables en autopista y que 'sujetan' la carrocería lo suficiente en curva. Sin embargo, el SUV cede terreno a la hora de analizar los frenos, con unas distancias registradas en la prueba bastante más largas. El monovolumen le supera en este sentido y en el Mégane Sport Tourer son excelentes.

También curiosa es la insonorización. A ralentí y hasta los 60 km/h el Kadjar es el más silencioso, pero su particular fisonomía le pasa factura después, y en autopista es el más ruidoso.

Por último, falta por analizar el equipamiento. Ya comentamos al principio que comparamos las versiones más completas, con una dotación de serie realmente espectacular que dispara un tanto sus precios.

Sin embargo, hay que reconocer que la juventud del Kadjar juega a su favor en este sentido, ya que contempla elementos más sofisticados que no pueden llevar sus aquí rivales de marca.

Por ejemplo, en su dotación de serie incorpora un sistema de reconocimiento de señales de tráfico, y puede llevar en opción un asistente de aparcamiento automático, tanto en línea como en batería, un aviso de ángulo muerto, una alerta de colisión con frenada de emergencia o faros full led, elementos que no están disponibles en el Grand Scénic o en el Mégane Sport Tourer.

El detalle

Renault Kadjar. Un coche, tres tipos de transmisión

El Kadjar es el único modelo de esta comparativa que presume de variantes dotadas con tracción total, delantera o 4×2 con Extended Grip. Asociado al acabado X-MOD y a los neumáticos M+S (Mud&Snow) este sistema de tracción inteligente optimiza de manera electrónica la gestión de las dos ruedas motrices gracias a un mando giratorio ubicado en la consola central. Esta tecnología también estaba disponible en el Scénic X-MOD, pero ha dejado de fabricarse debido a la llegada del nuevo modelo.

La clave

Una cosa es lo que te pide el cuerpo y otra la lógica pura y dura. Si me das a elegir uno de estos tres modelos me quedo con el Kadjar, por polivalencia de uso, diseño y por ser el más avanzado tecnológicamente. Si tuviera una familia numerosa el Grand Scénic sería el elegido, pero los fríos números en prestaciones, consumo o precio, y una dinámica más equilibrada, motivan que el Mégane Sport Tourer gane esta comparativa.